Una hora, un día y un año sin fumar; beneficios para tu cuerpo

 

 

 

 

 

 

 

Ayer domingo 31 de mayo se celebró el Día Mundial sin Tabaco, fecha instaurada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), con el objetivo de dar a conocer a la población los riesgos que tiene asociados para el organismo y, al mismo tiempo, promover, tanto en los hogares como en las empresas, políticas para reducir el porcentaje de tabaquismo.
Según cifras entregadas por la OMS, una de cada 10 personas en el mundo muere por causas relacionadas a su consumo, lo que lo convierte inmediatamente en una de los principales causantes de padecer enfermedades cardiovasculares, pulmonares o diferentes tipos de cáncer.
En este sentido, y con el fin de invitar a las personas a no fumar por 24 horas este domingo, Sodexo Servicios de Beneficios e Incentivos, a través de su programa “Vivir Bien”, enumeró algunos beneficios que tiene para nuestra salud disminuir su consumo:
1. Una hora sin fumar mejorará su presión arterial.
2. Entre 6 y 8 horas, mejorará su porcentaje de oxígeno en la sangre.
3. A las 24 horas, mejorará su olfato y disfrutará más de sus comidas.
4. A las 3 semanas, tendrá una mejor circulación y es una buena oportunidad para empezar a salir a caminar.
5. Entre los 3 y 9 meses, tendrá mucha más energía y vitalidad, además de notar que se resfriará mucho menos.
6. Al año de dejarlo, el riesgo de padecer una enfermedad coronaria se reduce a la mitad, por lo que está sumando años a su vida.
Sabemos que dejar de fumar es una decisión difícil, sin embargo, al tomarla las personas nos solamente están mejorando su calidad de vida, sino también están ayudando a que fumadores pasivos como sus hijos, compañeros de trabajo, familiares o amigos también estén más saludables.
Prevenir el consumo a temprana edad
Los niveles de consumo de tabaco en nuestro país nos ubican en la cima del ranking latinoamericano y, lo más preocupante, dentro de los 5 primeros a nivel mundial en mayores de 15 años, alcanzando el 37,7%. Un dato poco alentador y preocupante, que se suman a los estudios indican que la dependencia del tabaco está estrechamente asociada al consumo a tempranas edades, lo que evidencia tanto una falla en las políticas de prevención como en los mensajes que los padres y educadores envían a los jóvenes con relación a este hábito.
Pero, ¿cuáles son los principales factores por los cuales las personas comienzan a fumar?
“Existen varios factores, pero por lo general se parte en la adolescencia por un tema de presión social. La adolescencia es un momento sensible y como para el adolescente pasa a ser muy importante el ser aceptado y reconocido socialmente, los grupos de pares ejercen presión sobre ellos en lo relativo a que fumar te da ‘más onda’ o te hace ‘más grande’ o ‘más hombre’. De esta manera, los adolescentes empiezan a fumar para no aparecer como disfuncionales al grupo de amigos, para ser reconocidos por éstos, para adaptarse socialmente y por seguridad en términos de autoestima”, explica Juan Carlos Saumont, docente Escuela de Psicología y Coordinador del Magister en Psicología Clínica Humanista Transpersonal de la Universidad del Pacífico.
El especialista comenta que esta motivación que es social también se puede ver cuando en la adultez las personas recurren al cigarrillo al momento de socializar y compartir con otros, lo cual se conecta con otro factor que es el de la relajación o vía de escape. “El cigarrillo y los contextos en los cuales se fuma, la mayoría sociales, se los empieza a significar como una válvula de escape a los estresores y angustias de nuestro mundo cotidiano, algo que la industria tabacalera ha logrado instalar publicitariamente muy bien, a pesar de los enormes daños a la salud que trae el fumar”, indica.
En este sentido, Juan Carlos Saumont plantea que es importante que los padres y adultos ayuden a los jóvenes a prevenir esta conducta, reforzando el proceso de construcción de la identidad que el adolescente está desarrollando. “Es fundamental no presionarlo y darle seguridad, remarcándole que la exploración es importante, pero que el foco tiene que estar más en un proceso interno que en el querer ser reconocido a toda costa por los otros. Igual es un proceso complejo, ya que las presiones de las amistades y de la publicidad son fuertes en el hecho de empezar a fumar”, asevera.
En el momento en que los adolescentes ya comienzan a probar el tabaco, el académico de la Universidad del Pacífico señala que es mejor que los padres reaccionen tratando de que el adolescente reflexione en torno a las motivaciones por las cuales fuma. “La idea es que fumar no se vuelva una práctica tan ciega o automática, sino que sea capaz de pensar un poco más porqué lo hace, si lo hace para ayudarse a socializar con otros o para relajarse. Siempre es importante tomar conciencia en lo relativo a porqué fumamos y pensar si podríamos adquirir un hábito más saludable en vez de fumar. Si la persona fuma porque piensa que necesita relajarse, tratar de buscar alguna otra estrategia que le permita también relajarse y no sea tan dañina para la salud a largo plazo como el tabaco”, sugiere.
El psicólogo Juan Carlos Saumont dice que hablamos de adicción al tabaco cuando una persona requiere de una manera absoluta del cigarro para funcionar en su día a día y si la cantidad de tabaco que consume es muy alta. “El cigarro aquí adquiere un rol muy imperativo en la vida del sujeto para poder ‘relajarlo’ o que este pueda ‘desconectarse’ o ‘socializar’; la persona no es capaz de buscar otras maneras de desarrollar esas actividades”, afirma.
Es por ello que llama a estar alertas ante aquellos signos en nuest

ros hijos y recurrir a terapias preventivas en la adicción. “Las terapias psicológicas permiten tomar conciencia de las creencias que están a la base de estas conductas adictivas y que se perpetuán como verdaderos círculos viciosos. Se puede tomar conciencia de que el tabaco en muchos casos sirve para tapar inseguridades, angustias y/o ansiedades. El tomar conciencia de esto en terapia permite trabajar psicoterapéuticamente el tema más de base que puede estar relacionado con un estilo de personalidad que genera sufrimiento y/o malestar, más que sobre la conducta adictiva misma”, indica.

 

Fuente: BioBioChile 

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