El Servicio Nacional de la Mujer, SERNAM y la Ilustre Municipalidad de San Clemente, invitan a todas las mujeres Jefas de hogar y de núcleo de la comuna, a inscribirse en el programa “mejorando la empleabilidad y las condiciones laborales de las mujeres jefas de hogar” hasta el día 20 de febrero 2009 en horario de lunes a viernes de 9:00 a 13:00 hrs. en las dependencias del municipio ubicado en calle Carlos silva Renard s/n comuna de San Clemente.
¿Qué es una Trabajadora Jefa de Hogar?
Jefa de hogar es aquella mujer que, con sus ingresos laborales, es el principal aporte económico de su hogar y es responsable económica de otras personas.
Las mujeres avanzan hacia la conquista de sus derechos:
En las últimas décadas, hemos presenciado importantes cambios sociales, demográficos, económicos y políticos en Chile, que nos ubican hoy ante nuevos contextos y formas organizativas.
La jefatura de hogar femenina es una realidad que crece en el país a pasos agigantados; tanto así, que entre los años 1970 y 2006[1], el porcentaje de hogares con jefatura femenina aumentó de un 20,3 a 31,5 por ciento respectivamente. En la actualidad, uno de cada tres hogares en chile tiene jefatura femenina.
La situación política de las mujeres en el país se ha transformado profundamente. En 1920 comienza la reivindicación de la mujer como ciudadana de pleno derecho y, por lo tanto, con derecho a voto. En 1935 se aprueba el voto femenino únicamente para las elecciones municipales. En 1949 se amplía este derecho a las elecciones parlamentarias y presidenciales. La primera elección presidencial en que las mujeres lograron ser parte del electorado fue en 1952. ¿Quién hubiera imaginado que cincuenta años más tarde Chile elegiría a su primera Presidenta: Michelle Bachelet?
En el avance de las conquistas de las mujeres de sus derechos humanos, también es importante mencionar la sucesiva incorporación al sistema educacional. Como ejemplo de ello, en el año 1970 un 13,9% de las mujeres no sabía leer ni escribir; para el 2006 esta cifra se redujo al 4,1%[2].
En la búsqueda por desarrollarse de manera integral en los distintos ámbitos que constituyen la vida humana y lograr su plena autonomía política y económica, las mujeres se integraron al mercado laboral. En el año 1990 un 32,4% de las mujeres en edad productiva formaba parte de la población económicamente activa, en el año 2006 aumentó a 52%. Es decir, pasamos de un tercio de las mujeres, a la mitad de las mujeres en tan solo dieciséis años.
El tamaño de las familias también ha variado significativamente; si en la década de los cincuenta las mujeres tenían en promedio 4,9 hijos/as, en el 2000 el promedio de hijos/as por mujer es de 2,0[3]. Esto se debe en parte a las transformaciones del mercado de trabajo y también a la mayor libertad y conciencia de las mujeres sobre su sexualidad y su salud reproductiva. Las hijas e hijos son, cada vez más, parte de un proyecto vital.
La realidad de las trabajadoras jefas de hogar:
Esta historia de avances de las mujeres no ha sido una historia lineal, se han producido avances y retrocesos, sin embargo, la voluntad de las mujeres ha estado siempre presente. Gracias a ello, las mujeres han producido cambios en su vida y en la sociedad aunque ello ha significado una sobrecarga para las mujeres.
Las mujeres ahora nos concebimos en varias dimensiones, cada una de las cuales nos plantea exigencias y demandas. Aunque cada vez más mujeres ingresan al mercado laboral, el trabajo de los hombres sigue siendo mejor pagado que el de las mujeres, aunque sea el mismo trabajo.
Las trabajadoras jefas de hogar se encuentran ante la difícil misión de cumplir sus funciones de madre, abuela, hermana, pareja y además sus funciones de trabajadora. En muchos casos, las mujeres jefas de hogar son solteras o viudas que se hacen cargo de sus hijas/os; este tipo de familias son llamadas monoparentales femeninas. En Chile, este tipo de familias representa un 8% de la población. En otras ocasiones, las jefas de hogar viven con su pareja y ellas son el principal aporte económico. En ambos casos, la estabilidad económica de su hogar y familia depende directamente de su ingreso.
En el caso de las mujeres jefas de hogar de hogares monoparentales, se suma la dificultad de que asumen, generalmente solas, la crianza cotidiana de las hijas e hijos. Estas mujeres, suman, restan y calculan todo el día la mejor fórmula para cumplir con sus roles de madres y de trabajadoras. Muchas veces, estos cálculos implican ceder en determinados aspectos por lograr beneficios en otros ámbitos, por ejemplo, a veces, se ven en la necesidad de optar por trabajos con menores ingresos, pero que les permitan asegurar un ingreso mensual estable, o que les permitan pasar más tiempo con sus hijas/os. De esta manera, buscando cumplir con todos sus roles, en ocasiones, estas mujeres acceden a trabajos precarios.
Es por todo lo anterior, que el Servicio Nacional de la Mujer ha diseñado un programa específico para jefas de hogar, porque sabemos el esfuerzo que estas mujeres realizan día a día y estamos conscientes de que es necesario contar con un programa que otorgue elementos para que mejoren sus condiciones de empleabilidad y puedan acceder en mejores condiciones al mercado laboral.