Después del reencuentro esperado por varios años, de los lolosaurios históricos argentinos Soda Stereo con su sutil y ceratístico título “Me verás volver”, Gustavo Cerati, armado de su característico timbre de voz “multipolifónico” continuó con su andanza solista y maña crónica de buscar sonidos “electro-rock-celestiales”, la cual comenzó con “Amor Amarillo” [1993], el que al parecer fue gatillado por el alabado disco y criticado de sobremanera “Dynamo” [1992], en donde Cerati despliega todo su interés experimental post-New Wave, influenciado claramente por bandas como U2, una de la pioneras en la a veces agradable combinación del rock + sintetizadores + guitarras acusto-psicodélicas; y donde en la mayoría de sus canciones se despega en absoluto de la línea Sodística (“Primavera Cero” mantuvo ese cable a tierra, para cuidar al menos a un grupo de fans) pasando en definitiva a la Ceratística, como una bifurcación de un camino, rockeramente sólido, que al final concluiría a eso del año 1996.

Amor Amarillo [1993] – Este disco sensibiliza los sentidos como intención primera de Cerati, asi como el boleto a un largo viaje a través de la evolución de este músico; aquí involucra un pop-rock suave y baladístico, con sonidos electroacústicos y sintéticos, destacando el conocido “Te llevo para que me lleves”, en donde sale a relucir con su voz amanjarada, dulce y embarazada modelo chilena Cecilia Amenábar y la evidente paternidad con el notable track “Lisa”.

Bocanada [1999] – Pasaron varios años, Soda Unplugged, últimos conciertos, procesos de separación, marcaron el inicio definivo de un nuevo solista y frontman, sonidos ya más indiferentes al rock, un pop alternativo, estilizado y electrizado, como melodías suaves de pub y beats rítmicos cool como “Paseo Inmoral” tema cargado de sensaciones bohemias urbanas, “Puente” balada “popoética” que evidencian procesos afectivos del autor, e incluso sonidos de música clásica denotando experimentación en su totalidad en el tema “Verbo Carne”.

Siempre es Hoy [2002] – Acá todo se vuelve electro-lounge, con efectos sonoros más elaborados, evidenciando aún más el cambio de estilo experimentado por Cerati, “Artefacto” ya es algo de otro mundo, como sacado de Rammstein pero sin distorsión, agregado con guitarras sutiles y un bajo potente casi industrial, destaca “Cosas Imposibles” (en donde aparecen guaguas de plástico bailando en una sala cuna) como punta de lanza del disco, en donde su base melódica es exclusivamente electrónica + guitarras limpias, las guitarras no son olvidadas por completo, ya que por obviedad, Cerati si viniese en cajas de figura articulada, incluiría guitarra.

Ahí Vamos [2006] – Afuera quedan los sintetizadores, los rayos lasers y efectos, a Cerati le baja la melancolía, saca su viejo pedal de garaje, y pone en este disco su despliegue rocanrolero de antaño, distorsiones controladas y solos virtuosos, pero con un dejo de melodías ágiles y renovadas, gran parte de los temas dan cuenta de ello, “Ahí Vamos” enérgico y riffeado, “Lago en el Cielo” notable en su melodía y letra, “Crimen” que fue su balada comercial infalible. O sea todo bien, un disco redondo y no literalmente también.

Fuerza Natural [2009] Finalmente aparece el 1 de septiembre del 2009, en este Cerati logra una especie de autoredención, un equilibrio musical antecedido por estos vaivenes y búsqueda en los álbumes anteriores, ahora se oyen guitarras pulidas, puedo destacar algunas como: “Déja Vú” con un ágil orden melódico, que huele un poco a Kane, U2, complementado con la precisión auditiva de los sonidos sintetizados sin excesos. “Magia” es mágico, equilibrado, “Amor sin Rodeos” es como una especie de Country futurista, como música ambiental de cantina de otra galaxia, “Rapto” se oye covereable y bailable, “Cactus”, para mí lo mejor de lo mejor del disco, un atisbo de chamamé andino contemporáneo, en donde la guitarra clásica arpegiada a lo Inti Illimani domina, un bombo nortino marca el compás, efectos de ecos celestiales, y frases Ceratianas como “y los médanos serán témpanos en el vértigo de la eternidad, y los pájaros serán arboles en lo idéntico de la soledad”, frase verdaderamente pintada al óleo y con un significado confuso pero agradable al escuchar. “Dominó” desorden controlado, como lo que no alcanzó a ir en el disco anterior, “Sal” pertenece como a estas canciones “lindas” que logra Cerati con pianito, para ablandar corazones y acostumbrar oídos, “He visto a Lucy” al parecer se inspira en algo Gallagheriano para con la melodía inicial y Pink Floydiano en la final, que mejor cierre. Aquí logra hacer una obra de arte con este disco, recomendable para oírlo en un lugar tranquilo a baja luz, tal vez acompañado, sería mejor ya que logra cambiar la atmósfera de forma evidente y capaz de hacerte soñar tal vez con el jinete de la carátula volando por el entorno urbano.

Evolución, de eso se trata, Cerati es de esos músicos algo camaleónicos e influenciables, pero que logran a pesar de ello un sello propio, tal vez lo mas potente que posea Cerati es su poesía de fraseos estilosos urbanos, naturales, evocadores a todo tipo de situaciones,(buenas juntas con los maestros Páez, García, Spinetta) y su capacidad de generar melodías, llenar espacios de sonidos multicolores que transportan pero sin dejar esa escencia Sodera que lo deja marcado través del tiempo, inclusive ahora en sus 50 años.

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