El modelo nuestro de cada día

Cierto día al desayuno, nos preguntábamos con la ciudadana X si el modelo estaría de verdad incrustado en el alma de los chilenos. De repente, decidí darle el bajo a la 8a rebanada del pan, de estereotipada marca bávara, comprado en el supermercado.
Mientras sacaba la hogaza, noté en este molde wagneriano una mosca ya sin vida. Como vivimos en una ciudad clasista y segregada, se eligió a la ciudadana X para redactar el reclamo por email, aprovechando su apellido galo holandés y el domicilio compartido en Providencia.
El ardid funcionó. A sólo una hora de hecha la queja, llegó a nuestra puerta un imponente Nexus 6 rucio de unos 65 años en compañía de un gerente de marketing, éste último portaba una caja de cartón.
Enorme debe haber sido la decepción de la dupla ganadora, cuando no fueron recibidos por la señorita X de apellido galo holandés, sino por el suscrito, un individuo de metro 68, moreno, para nada ario.
Luego de medirme el cráneo con una cinta y asegurar poseer “la solución final” para nuestro problema, explicaron el entuerto. En sus cocinas, usan un súper papel adhesivo “atrapa todo”, pero la mosca del envoltorio fue toda una Hannah Reitsch y logró romper el cerco aéreo aliado.
Aceptadas las explicaciones, se deshicieron en excusas en nombre de Milton Friedman, Goebbels y Jaime Guzmán. Me entregaron la cesta, a modo de regalo, con un notable surtido de sus productos.
“¡Tenemos fogmas de haceg que usted siga disfrutando de nuestgros podugtos!”, dijo a la vez amable e intimidante el Sr. Nexus 6 rumbo a su 4 por 4 ensamblada en Wolsburgo.
La estética bávara, carga con el mote de haber sido el paradigma de la perfección para el Führer, nada más lejano que la actual Alemania unificada, ésa que hoy exhibe una democracia profunda.
En ese país no se negoció tanto con los sectores autoritarios. La mayoría de los medios de comunicación son corporativos y no privados. En éstos, jamás un fan de Hitler, como Miguel Serrano, habría sido invitado a un programa que dice apelar a la “belleza de pensar”.
El sistema ortodoxo neoliberal chileno está enquistado política y culturalmente sin mucho remedio. Va a ser muy difícil para los movimientos sociales, avanzar hacia mayor justicia social.
Las sociedades están formadas por anillos concéntricos. A más proximidad entre ellos, se logran humanidades más o menos inclusivas. Los estudiantes marchantes de hoy, son una argolla muy solitaria en esta pelea.
En los otros círculos, como en el de los partidos políticos, el modelo chileno es más grande que las ganas reales de voltearlo o reformarlo de verdad.
En el Congreso co gobiernan hace dos décadas un par de coaliciones de centro derecha para nada incómodas con la Constitución del 80. Una de ellas alega hoy, en el cinismo, haber vivido “chantajeada” en el parlamento por ese lapso.

Según expertos, el origen de nuestra carta magna se remonta a la experiencia fascista en la Francia del Régimen de Vichy, ocupada por las tropas nazis. Su doctrina, sustenta la erradicación de los enemigos de la nación, una estructura autoritaria en lo político y la defensa irrestricta de la propiedad privada.
La candidatura de Frei prefirió perder ante Piñera, en lugar de convertir a una constituyente como su principal ariete en las elecciones pasadas.
En un 12 de enero de 2010, llegó a la sede de su candidatura una delegación del Comité de Iniciativa por una Asamblea Constituyente. Sin embargo, luego de la cita, el comando no quiso producir ni una foto ni nota de prensa y eso que la representación encarnaba la voluntad de más de 60 personalidades, entre ellas Andrés Aylwin, Silva Cimma y el ex rector Riveros.
Hoy el PPD trata de armar rápido una mega alianza para evitar aquello que su presidenta cataloga de “lo peor”: una izquierda demasiado frontal contra el invento de Pinochet, Guzmán y los Chicago Boys.
Deben estar aterrados de que prospere esa radicalización, porque, tal vez, podrían mermarse los puentes dorados que amplios y mayoritarios sectores de la Concertación poseen hacia el capital: lograr un senador en esta democracia de mercado, cuesta en campaña al menos 400 millones de pesos.
Por ahora, con la ciudadana X de apellido galo holandés conseguimos a modo de compensación, gracias al maravilloso orden imperante, las leyes del mercado, el chorreo y esta cultura de la entretención, una justicia en la medida de lo posible, en forma de un surtido de distintas variedades de panes finos de Bavaria.
Espero que su consumo, no me infundan irrefrenables ambiciones de invadir Polonia.

Por: Rodrigo Quintana

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