Neurociencias y su aporte a la educación del preescolar

El académico de la Escuela de Educación Parvularia de la U. Católica del Maule (UCM), Francisco Contreras Robles, expone la importancia de conocer cómo actúa el cerebro en el aprendizaje de niños y niñas.
El cerebro humano es el único órgano que no ha concluido su desarrollo al momento de nacer. Lo continuará haciendo a través de toda la vida. La tarea primaria del cerebro del niño es establecer la conexión entre las células cerebrales. Se ha calculado que los bebes nacen con más de cien mil millones de neuronas, pero con pocas conexiones neuronales. Las neuronas que se usan se fortalecen en desmedro de aquellas que no lo hacen y que seguramente desaparecerán. Cada célula nerviosa está conformada por un axón que envía información a otras neuronas a través de muchas dendritas que reciben los datos de otras neuronas a través de trillones de conexiones sinápticas, impulsos electroquímicos simultáneos – más de quinientas veces por segundo – con centenares de neuronas a una velocidad de 0,001 segundos.
Los primeros años
¿Por qué es importante conocer esto? Para la educación parvularia es muy trascendente: durante los tres primeros años de vida, el cerebro del niño establecerá aproximadamente mil trillones de sinapsis. Cada nueva experiencia redundará en nuevas conexiones neuronales. Si comparamos este fenómeno con los caminos en un mapa, las que se ocupan con mayor frecuencia e intensidad se transformarán en autopistas mientras que aquellas que no lo hagan serán los caminos secundarios y prácticamente desaparecerán al paso del tiempo. La calidad de las experiencias y relaciones que se tengan durante los primeros años tienen un gran impacto en cómo se ha de desarrollar el cerebro para toda la vida. Mientras más rico sea el medio ambiente en que se desenvuelve el niño, mayor será el número de interconexiones neuronales y el aprendizaje será más significativo.
Durante el primer año, se desarrolla la confianza. Esa característica permite que se la considere como el pilar fundamental para toda relación. Mientras más cariño y cuidado se le entregue al niño o niña, mayor será en consecuencia la interacción social posterior. Las experiencias e interacciones tienen un efecto modelador en el cerebro del niño y serán artífices para diseñar la arquitectura neuronal que influirá en como ellos sean capaces de manejar todas sus experiencias futuras. Si el niño recibe una escasa estimulación, afectos, exposición al lenguaje y al contacto humano, el desarrollo del cerebro que depende de ese tipo de experiencias se verá mermado o simplemente no progresará.
A partir de los tres a siete años de edad, la capacidad de modelaje del cerebro humano sigue siendo tan fuerte como en sus orígenes ayudando positivamente la motivación, la empatía, la interacción social y emocional con los iguales (pasan del egocentrismo a desarrollar la relación con sus pares), el carácter lúdico de las actividades, el aprendizaje escolar.
Neurociencias
Expertos han señalado que para dimensionar la enseñanza es necesario saber cómo actúa nuestro cerebro cuando aprendemos. Esto significa que los neurocientíficos y los educadores requieren aproximarse, en consideración de las visiones y representaciones propias de sus disciplinas, dialogar en mutuo sinergismo generando preguntas que les son comunes o focalizando objetos de investigación claramente definidos contribuyendo de paso al propio desarrollo profesional, a la de educación en su conjunto y a la formación de los futuros pedagogos, especialmente preparados en este campo.
La investigación proveniente desde ambas fuentes ya nos suministra los recursos para abordar el trabajo con los niños y niñas de esta edad desde la perspectiva científica creando ambientes dedicados a los preescolares, currículo, entrenamiento y práctica profesional. Por otra parte, la investigación basada en el estudio de casos y lo anecdótico de las situaciones particulares permite focalizar las diferencias individuales y el progreso particular de cada preescolar dentro de un programa de estudios. En este escenario, y en su base, la educación parvularia de la Universidad Católica del Maule cumple un rol y contribución esencial que, visto someramente desde dos perspectivas incide por una parte en la formación que reciben nuestras estudiantes y por otra apela a la necesaria formación continua en este campo de todos los actores involucrados en la profesión educativa.

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