Los desafíos de la salud bucal en Chile

El Ejecutivo ha impulsado una indicación para que la carrera de odontología no pueda ser impartida si no se encuentra acreditada. Pero ¿qué significa esto para quienes vivimos en Chile? Hoy el sistema público tiene contratado un odontólogo por cada 5.700 personas, muy por debajo de lo que recomienda la OCDE, 1 por cada 1.760 personas.

A nivel nacional, la salud bucal se presenta como un triste reflejo de las inequidades de nuestro país al depender del poder adquisitivo de las personas, haciendo de ésta un privilegio. A esto, se le suma que muchas veces nuestra salud bucal es puesta en manos de personas que lamentablemente se han endeudado en instituciones no acreditadas con altísimos aranceles y donde no existe una regulación ni garantías de la calidad formativa de los estudiantes.

De concretarse la acreditación obligatoria de la carrera de odontología, se podrá asegurar y fiscalizar la adecuada preparación de los futuros odontólogos y, al mismo tiempo, se garantizará una atención de calidad para quienes necesitamos este tipo de atención en el país.

Una de las principales razones que explica la no acreditación obligatoria de la carrera, es la falta de entendimiento sobre la importancia de este tema en la salud integral de las personas y en especial, como herramienta biopsicosocial de desarrollo.

Desde ese punto de vista, resulta contraproducente que hasta el momento sólo la acreditación de la carrera de medicina en el área de salud sea obligatoria. ¿Por qué restamos importancia a nuestra salud bucal? Los dentistas, al igual que los médicos, son profesionales que pueden diagnosticar, prescribir y atender a pacientes, entonces es labor del Estado asegurar y resguardar que todos podamos sonreír como merecemos.

La realidad de la salud bucal es precaria en Chile. Tiene una alta morbilidad que comienza a manifestarse en la niñez, con efectos acumulativos, que tienen consecuencias severas en la salud y calidad de vida de las personas a lo largo de toda la vida. Esta cruda realidad se ve reflejada en que, a los seis años, un niño de un nivel socioeconómico más bajo tiene tres veces más daño que el de uno más alto, mientras que, en la edad adulta, comprendida entre los 35 a los 44, años, el 80% no tiene su dentadura completa.

Quien no puede sonreír debe enfrentar una realidad que hoy pasa desapercibida, pero que es tremendamente importante a la hora de relevar la igualdad de oportunidades en el país. Asegurar y garantizar un acceso oportuno a la prevención, valoración, promoción y rehabilitación en salud bucal es resguardar un derecho y entregar herramientas para que las personas no se sientan discriminadas ni privadas de poder desarrollarse social, laboral y cívicamente por el estado de su salud bucal.

De ahí la necesidad imperiosa de que todos luchemos para que en Chile haya igualdad de oportunidades en este tema y que se impulse una política pública integral en materia bucal.

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