La emoción de leer un cuento: ¿Cómo estimular la lectura en los niños pequeños?

La preocupación por la lectura es transversal a todos los niveles educativos, no solo por los bajos resultados obtenidos en las evaluaciones Simce o Pisa, sino porque tenemos evidencias de que los niños y jóvenes cada vez leen menos y se sienten poco atraídos por esta actividad.
Más que culpar a la tecnología como la causa de esta falta de motivación, debería preocuparnos el cómo logramos que los niños y jóvenes encuentren en la lectura una actividad placentera e interesante.
Para ello quizás deberíamos remontarnos a los primeros años de vida, o incluso al embarazo, ya que los científicos señalan que alimentarse bien y evitar el estrés es la primera oportunidad que tiene la madre para preparar al niño hacia sus futuros aprendizajes escolares.
Desde esta perspectiva, los especialistas en neurociencia señalan que los primeros 48 meses de vida son cruciales para el desarrollo del cerebro, de manera que lo que ofrezcamos al niño como estimulación en esta etapa propiciará en gran medida las conexiones sinápticas que se establecerán y aquellas que se desecharán por falta de uso. La vida sedentaria de los niños y la exposición temprana a pantallas no favorece la estimulación en el plano motor, visual, auditivo y de lenguaje que el cerebro necesita.
Como contraparte, diversas investigaciones han señalado la importancia de la lectura de cuentos para el desarrollo del vocabulario y del lenguaje en los niños preescolares, y es sabido que el desarrollo de habilidades comunicativas durante los primeros años, son facilitadoras del aprendizaje de la lectura y la escritura.
Esto, porque durante la lectura de cuentos se producen diálogos entre el adulto y el niño, compartiendo significados y relacionando el cuento con su propia vida y el mundo que lo rodea. Se sugiere a los padres formular preguntas abiertas sobre lo que se lee, evitando aquellas en que el niño responde señalando una imagen, estando atentos a los comentarios que el pequeño hace para invitarlo a ampliarlos e imaginar sucesos que pueden haber ocurrido antes de una escena o que se desarrollarán posterior a ella.
Pero quizás mucho más importante que estas indicaciones sobre cómo leer los cuentos o qué tipo de diálogos establecer, es considerar que lo que verdaderamente marca esta experiencia es la emoción que la acompaña, pues es aquí donde se comunican significados, donde la lectura es diálogo afectivo, donde la voz forma un todo con la mirada y la expresión, y envuelve al niño como una caricia.
De esta manera, lo que parece esencial es que madres y padres se involucren en esta hermosa experiencia de leer cuentos a sus hijos pequeños, generando este ambiente cálido y de complicidad, disfrutando este tiempo sin apuros y estando muy presentes en esta situación relacional, para que esta experiencia vincule el acto de leer con experiencias de cercanía y afecto. Esta es la mejor manera de potenciar en los niños, no solo el desarrollo de habilidades lingüísticas y cognitivas para el aprendizaje de la lectura, sino para sembrar la semilla de una lectura placentera que los invite a descubrir las infinitas posibilidades que les depara la lectura.

María Isabel Marín Gamé
Directora Carrera Psicopedagogía
Facultad de Educación
Universidad Andrés Bello

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