Índice de Competitividad Global: Chile lidera en Latinoamérica pero no registra avances

Chile se mantuvo en el lugar 33 del Índice de Competitividad Global elaborado por el Foro Económico Mundial y la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez, ratificando su posición como líder de la región.

Según publicó El Mercurio, en la última medición Chile supera a México (lugar 48), Uruguay (54°) y Colombia (57°), además de aparecer como el quinto país más competitivo entre las economías emergentes.

A nivel global, Singapur desplazó a Estados Unidos del primer lugar, mientras que Hong Kong y Holanda subieron hasta el tercer y cuarto lugar.

Chile se encuentra en la primera posición en estabilidad macroeconómica (junto a otros 33 países), en la posición 10 en mercado de productos y en el lugar 21 en sistema financiero.

Entre los indicadores negativos, capacidad de innovación llegó hasta el puesto 53 y adopción de Tecnología de Información (TIC) al lugar 56.

 

Positivo balance

El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, comentó que “Chile sigue liderando el ranking de competitividad entre los países de América Latina y el Caribe. La diferencia de 15 lugares entre nuestro país y el siguiente en Latinoamérica indica claramente que Chile es, con clara distancia, el país más competitivo de nuestra región”.

Para el ministro, este resultado “no debe dejarnos completamente satisfechos. Por eso, desde el Gobierno estamos trabajando en una serie de iniciativas que buscan mejorar la competitividad y el crecimiento tendencial de Chile en los años que vienen”.

En tanto, Alfonso Swett, presidente de la CPC, planteó que “Chile destaca por su responsabilidad en mantener un sólido equilibrio macroeconómico en las últimas décadas, con una inflación controlada, un gasto fiscal prudente y basado en reglas, una deuda pública razonable y remuneraciones crecientes. Este es un gran activo que no podemos descuidar”.

A su vez, el presidente de la Sofofa, Bernardo Larraín Matte, sostuvo que para seguir avanzando “necesitamos reformas estructurales inteligentes para aumentar la productividad. Por ello, es fundamental un ecosistema colaborativo de múltiples actores: Estado, empresa, academia y sociedad civil”.

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