Familia Torres plantará árboles en la Patagonia para combatir el impacto del cambio climático

La iniciativa que busca compensar con esfuerzos propios la huella de carbono generada por la bodega también aspira a recuperar el paisaje forestal que históricamente caracterizaba estas tierras.

La nueva propiedad, situada en la provincia de Aysén, y conocida con el nombre de “Los Cóndores”, posee una superficie de más de 5.000 hectáreas y surge como una nueva alternativa ecológica para ayudar al calentamiento global en Chile. “Tanto en Chile como en España, contamos con una gran superficie forestal que nos permite preservar el paisaje y cuidar el medio ambiente. Plantar bosques en determinadas zonas nos ayudará también a reducir aún más nuestras emisiones de CO2 e ir más allá en nuestro compromiso medioambiental” señala Miguel A. Torres, presidente de Familia Torres.

La intención de la Familia es reforestar estas tierras, preservando la flora y fauna locales. Aquí los bosques favorecerían a la lucha contra el cambio climático por su capacidad de capturar CO2 de la atmósfera y almacenar el carbono en forma de biomasa (tronco, ramas, cortezas y raíces). La gestión forestal sostenible garantiza la persistencia, mejora, crecimiento y renovación de la masa forestal, permitiendo una retención de carbono permanente en el tiempo.

La custodia forestal y reforestación de espacios naturales ha sido parte del compromiso de la Familia Torres por cuidar la Tierra y preservar el medio ambiente. Ya a finales del 2016, había adquirido con la misma intención un terreno de 740 hectáreas en la provincia de Coyhaique en la zona llamada Altos del Ñirehuao.

Todas acciones que se suman a una estrategia global de la Bodega y que se enmarcan en el Programa Torres& Earth, que busca activar medidas que ayuden a minimizar los efectos del cambio climático.

En su constante búsqueda por una viticultura respetuosa con el medio ambiente, la Familia Torres ha utilizado en sus procesos de producción alternativas biológicas en lugar de usar productos que son agresivos para el entorno natural. Con esa responsabilidad ha trabajado a lo largo de los años, generación tras generación, comprometiéndose con la conservación de la naturaleza. Incluso para 2020 el objetivo es reducir en un 30% las emisiones de CO2 por botella, respecto a 2008.

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