Experta en aprendizaje advierte: “El problema es que los niños no juegan”

“Lo que vine a presentar tiene que ver con entender que la inclusión está relacionada con desarmar un poco el mundo adultocéntrico que tenemos”, fueron algunas de las palabras que entregó la doctora en Ciencias Sociales Cynthia Alderstain en el seminario: “Inclusión en la primera infancia: desafíos en la educación parvularia”.

La actividad, organizada por la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Talca  Campus Linares, el proyecto de Formación Inicial Docente (FID) y la Superintendencia de Educación, reunió a educadoras de párvulos, estudiantes, especialistas en educación diferencial y académicos de diversas universidades de la Región del Maule.

Durante su presentación la invitada se refirió a varios aspectos que afectan la educación de los menores.

“Hoy la sociedad, la cultura y el conocimiento lo construyen los adultos para los niños pero no con los niños. Entonces pensar en procesos de inclusión tiene que ver primero con entender que los niños también son parte de la sociedad y la cultura. Con ellos hay que construir las experiencias de aprendizaje, los espacios educativos y la vida social”, aseguró la especialista.

El encuentro se transformó en un espacio de reflexión, análisis, compartir experiencias y evidenciar datos que podrían servir para la  formación y práctica pedagógica.

 

“Los niños no juegan”

La académica y doctora se refirió a la dificultad en la que están inmersos los pequeños y cómo podría revertirse esta situación a través de la labor de padres y educadores.

“El problema que tenemos es que hoy los niños no juegan y el juego es una gran herramienta para que aprendan y sean incluidos en la sociedad. Lo que la investigación nos muestra es que en Chile  los niños juegan la mitad de las horas que debieran jugar en sus vidas comparado con lo que pasa en países desarrollados. Entonces si hay algo que cambiar en Linares y en el sistema educativo en general es abrir posibilidades de juego libre en el que los niños pueden construir conocimientos profundos con los adultos”, señaló Alderstain.

De esta forma se podrían derribar estereotipos y que los menores aprendan a convivir. Un gran desafío para todos.

“Planificar ese juego para que sea orientado al aprendizaje profundo. Evaluarlo y por supuesto creer y considerar que es una herramienta de redistribución del poder en los niños” concluyó.

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