Experta aconseja exponer desde pequeños a niños y niñas a otro idioma

Si hasta hace poco manejar un segundo idioma, en especial el inglés, era una valiosa herramienta para acceder a un mejor trabajo, para las actuales generaciones -nacidas en un mundo globalizado y altamente interconectado- será un aspecto indispensable para su futuro desarrollo laboral.

Pese a la importancia de esta herramienta, la coordinadora del Programa de Idiomas del campus Santiago de la Universidad de Talca, Brenda Molina, dijo que aun cuando la demanda por profesionales bilingües va en aumento, el porcentaje de chilenos que posee este atributo sigue siendo muy bajo, una realidad que el sistema educacional no ha logrado revertir.

“Por régimen ministerial el sistema público empieza con clases de inglés en quinto básico, lo que de partida deja a muchos alumnos en desventaja frente a otros de colegios particulares que empiezan desde kínder con el estudio del idioma”, planteó.

Añadió que más allá de las ventajas que representa el hecho de conocer una segunda lengua, existen otras menos conocidas, pero igualmente relevantes.

“Si expongo a un niño o niña a otro idioma desde pequeño le hago un gran bien, porque va a tener la capacidad de crear redes neuronales para ambos idiomas y va a poder aprenderlo más rápidamente. Además, les ayuda a desarrollar un pensamiento crítico, porque no se cierran a que hay solo una forma de decir las cosas y están abiertos a distintas posibilidades”, explicó.

Molina señaló que si bien para muchas familias resulta difícil apoyar a los menores en este camino, hoy la tecnología ofrece herramientas que pueden ser un importante apoyo en esa dirección.

“Como mamá o papa no necesitan saber inglés para ello, en la mayoría de las casas hay acceso a algún tipo de dispositivo celular, computadores, TV, que permite acceder a aplicaciones o servicios como Netflix y YouTube, donde se pueden encontrar videos, caricaturas o cuentos relatados en una lengua extranjera”, explicó.

Añadió que el solo hecho de exponer desde temprano a los menores a ese material ya es un aporte. “Lo habitúa a la sonoridad de otro dialecto y le costará menos en el futuro imitar su acento”, acotó.

“Todos aprendimos a hablar repitiendo palabras de nuestro entorno cercano, lo mismo pasa con el idioma. Uno empieza con lo básico, números, colores, animales, que sean familiares para los niños. En este caso, por ejemplo, pueden buscar la versión en inglés de un cuento que para el menor le sea familiar, lo que le ayudará a identificar la historia, no necesariamente aprenderá todas las palabras, pero sí podrá crear una conexión de familiaridad con el nuevo lenguaje”, puntualizó.

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