En el marco del Mes de la Solidaridad, el Hogar de Cristo Sede Maule desarrolló un exitoso seminario regional para padres, madres y apoderados de los niños y niñas que acuden diariamente a los 6 jardines infantiles y salas cunas que tiene la Fundación en la región.
En total fueron más de 180 padres que participaron en el encuentro denominado “Familia y Jardín Infantil juntos por el BUEN TRATO”, primero de este tipo a nivel nacional, en el cual, el Padre Renato Poblete Ilharreborde, Capellán de Fundación (Paréntesis), abrió con un saludo de bienvenida. Posteriormente, Carmen Gloria Herrera a nombre de la Dirección Regional de JUNJI enfatizó que “si nos referimos al concepto de ‘buen trato infantil’, su importancia y consecuencias, básicamente se refiere a la capacidad de las personas de relacionarse con los niños y niñas de manera que contribuya positivamente a su desarrollo afectivo, cognitivo y conductual. Hoy para muchos padres el buen trato infantil implica el alimentar, vestir y no golpear a sus hijos. Los niños hoy necesitan afecto, tiempo para recrearse –necesidad lúdica- y por su puesto educación de calidad-estimulación cognitiva”.
La charla central estuvo a cargo de Benito Baranda, Director Social del Hogar de Cristo y Lorena Cornejo, ambos psicólogos de la Pontificia Universidad Católica de Chile, quienes expusieron “Vivir en familia hoy”, instancia donde los padres hicieron sus consultas respecto al tema.
“Este seminario es una tremenda oportunidad para aplicarlo en todo Chile, trabajarlo en conjunto con la Junji en todos los jardines infantiles. Creo que si vamos trabajando con los niños, con sus padres desde hoy día vamos a tener familias más felices el día de mañana y personas más maduras, que puedan también comprometerse con su sociedad y hacer las cosas mejoren su comunidad. Los jardines infantiles y las salas cunas del Hogar de Cristo están allí, en los barrios y si los papás quieren hacer bien su labor hay que acompañarlos”, dijo Baranda.
En el segundo bloque del seminario, profesionales de la Junji y del Hogar de Cristo desarrollaron talleres de Buen Trato, donde los protagonistas fueron los padres.
Para Lorenzo Campos, padre y apoderado del Jardín Infantil y Sala Cuna “San Alberto del Huapi” de Linares “siempre es bueno darse cuenta que los niños cuando nacen lo único que traen es el reflejo del llanto, de ahí en adelante todo es aprendizaje. Como papás todos los días vamos sumando aprendizajes, valiosísimas herramientas para tratar de formar, educar e impulsar. Lo ocurrido en este seminario nos alienta a ser mejores padres”, agregó.
Fortalecimiento de las habilidades parentales
Las Competencias Parentales son por excelencia el principal factor protector de los niños, niñas y adolescentes. Son competencias paternas y maternas, porque en el sentido más puro son las personas que asumen la parentalidad social, los encargados de dar seguridad a la población infantil.
Desde esta perspectiva, una estrategia de apoyo para la reparación y la prevención del daño, que tiene como centro de su intervención el bienestar del niño y, que apuesta a las posibilidades del acompañamiento psicosocial como estrategia motivacional y de revinculación con las redes, un método orientado a la restitución o fortalecimiento de las competencias parentales debería tener en cuenta lo siguiente:
1. La capacidad de apegarse a sus hijos(as), entendida como a los recursos emotivos, cognitivos y conductuales que la madre y el padre tienen para apegarse con sus hijos(as). La experiencia de apego nace de las que el padre y la madre tuvieron durante su infancia. Por lo tanto, es importante el apoyo psicosocial en los padres durante la gestación de sus hijos(as), para fortalecer los recursos emocionales del padre para con su futuro hijo(a). Desde la órbita del cuidado, el apego a su vez promueve y previene los malos tratos o la carencia de oportunidades.
2. La capacidad de comunicación empática, que es la facultad de entender y comunicarse con el mundo interno del niño(a) para responder a las necesidades que presente. La comunicación empática es previsora de las malas relaciones o de las ambivalentes, porque condiciona un trato a partir de entender y compartir las necesidades de sus hijos(as) y su individualidad presente en sus manifestaciones.
3. La respuesta explícita a la satisfacción de estas necesidades, que se expresa en la acumulación de activos sociales y humanos. Son competencias parentales, porque es tarea de los padres velar por la educción y salud de sus hijos(as). Estas son formas prácticas de cuidar el desarrollo evolutivo de los niños(as) como de notar el descuido y malos tratos de los mismos.
4. Por último, la cuarta competencia parental que se debe fortalecer, se refleja en el uso de las herramientas comunitarias y sociales de los padres, para velar por el bienestar de sus hijos(as). Las redes de protección social, son por antonomasia un recurso ligado a esta competencia, que responde no sólo a su uso, sino a la suficiencia de las mismas.
Las competencias parentales mencionadas, son la principal (y a veces la única) herramienta con que cuentan padres y madres para sostener el cuidado afectivo y material que requiere el desarrollo evolutivo de la población infantil. Es tal su importancia, que se han detectado diferencias entre los niños que han tenido padres cuidadores de aquellos que no los han tenido, principalmente en el desarrollo cognitivo y social de su personalidad, como en la prevalencia del buen trato en sus relaciones personales.

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