Especialistas INIA llaman a reforzar manejo sanitario de la uva y los frutales en el Maule

Con el correr de los días, el inusual temporal veraniego que golpeó la zona central de nuestro país se va borrando de la memoria. Sin embargo, agricultores y autoridades del sector deben seguir lidiando con sus consecuencias, algunas más obvias que otras.

“Lluvias estivales son sinónimo de fruta partida, hongos y pudriciones. Todos los productores actúan automáticamente cuando un evento así ocurre y casi no es necesario recordárselo. Pero, desde hace un par de años hay un nuevo actor en el sistema que altera todo”, señaló el entomólogo de INIA Quilamapu Luis Devotto, quien se ha dedicado en los últimos tres años a seguir de cerca el comportamiento de una nueva plaga en Chile llamada “mosca de alas manchadas” o Drosophila suzukii.

“Esta mosca, además del daño directo, mueve microorganismos de un fruto a otro y en algunas partes del mundo este comportamiento se ha traducido en vinos de menor calidad, porque la mosca dispersa bacterias y/o levaduras indeseables. Por clima y variedades de uva vinífera, no deberíamos preocuparnos mayormente por este fenómeno, pero este temporal tan poco frecuente también significa consecuencias inusuales”, agregó el especialista.

La enóloga de INIA Raihuén, Irina Díaz, refrendó lo anterior, indicando que “lo normal en Chile es que la uva vinífera no sufra partiduras, a menos que el viñedo sufra ataques severos y prematuros de oídio de la vid. Este evento único de lluvias coincidió con la pre-pinta y pinta de variedades blancas como Sauvignon Blanc y Chardonnay, y algunas variedades tintas como Pinot Noir, Syrah, Malbec, entre otras”.

Díaz explicó que “el daño provocado por las lluvias se debe al rompimiento de la piel o partidura. Posteriormente, temperaturas sobre los 25 ºC y la alta humedad facilitan el ataque de hongos como Botrytis o de agentes causantes de pudrición ácida. Esta uva con pudriciones es una materia prima de mala calidad, deteriorada tanto microbiológica como químicamente, ya que presenta oxidaciones prematuras y compuestos asociados a la descomposición de la uva. El resultado final es un vino con defectos químicos y sensoriales que son imposibles de corregir”.

Este escenario se agrava si la mosca de alas manchadas aumenta su población, transformándose en un agente de diseminación de patógenos que perjudican la calidad futura del vino. El problema puede afectar tanto a productores que venden la uva como a viñateros que producen su propio vino.

La plaga se reproduce en tan solo dos semanas, por lo que los especialistas recomiendan chequear el estado del viñedo y si se aprecian bayas partidas, aplicar insecticidas para controlar la mosca. “En lo inmediato, se necesita insecticidas de acción rápida que maten a los adultos de la mosca, y dependiendo de cómo evolucione la situación tal vez se deba reforzar esta medida con una segunda aplicación. En el caso de aquellos viñedos que estén controlando el tercer vuelo de la polilla de la vid Lobesia botrana con insecticidas, la recomendación es priorizar aquellos insecticidas que tengan acción sobre ambas plagas, para no incurrir en un exceso de aplicaciones” señaló el entomólogo Devotto.

El especialista añadió que “el problema llegó en una muy mala fecha, porque la industria del vino tiene estándares muy altos respecto al uso de insecticidas y para aquellas variedades que están a 45 días de la cosecha o menos, simplemente no hay insecticidas que se puedan recomendar sin correr el riesgo de dejar trazas en el vino. Para las variedades afectadas que se cosechan en abril en el Maule, como Syrah o Malbec, quedan unos pocos insecticidas que se podrían aplicar ahora cumpliendo con los 60 o 70 días de carencia a cosecha, a la vez que controlen Lobesia botrana y Drosophila suzukii, entre ellos aquellos basados en gamma y lambda-cihalotrina y spinosina”.

Difusión regional

El Seremi de Agricultura, Luis Verdejo, quien preside la mesa técnica público-privada de Drosophila suzukii en el Maule, llamó a los productores viñateros a actuar rápidamente y adoptar las recomendaciones de los especialistas, además de informar su afectación.

“Hemos sufrido como región un evento climático muy inusual, con lluvias, vientos y granizos, en pleno verano, que ha dejado daños en múltiples cultivos, entre ellos en vides y berries. El llamado a los agricultores es a tomar las medidas técnicas de control de los efectos de la lluvia, entre ellas, las que sugieren los especialistas de INIA, para minimizar los efectos negativos en huertos y viñedos. Es un hecho que el cambio climático nos está mostrando una realidad más compleja a la que debemos adaptarnos como sector, que incluye además del riesgo habitual de hongos y enfermedades, una mayor presión de plagas como Lobesia y Drosophila y por eso debemos difundir toda la información técnica disponible para actuar de forma oportuna”.

“También, los llamamos a comunicarse con su oficina del agro más cercana para llenar la encuesta de daños y ser contemplados en el catastro regional de afectados, dado que la reciente declaración de emergencia agrícola permitirá canalizar ayudas con recursos sectoriales y regionales”, agregó el Seremi.

En tanto, el Director Regional de INIA Raihuén, Rodrigo Avilés, sostuvo que el daño producido por las intensas lluvias es tema de gran interés institucional por lo que constantemente se entregan recomendaciones para prevenir y minimizar los efectos negativos en los cultivos. “Nuestros investigadores entregan información técnica relevante para el manejo de las plantas afectadas por las precipitaciones y esperamos que las recomendaciones sean adoptadas para minimizar el daño cuando sea posible”.

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