Escuela Octavio Palma Pérez, de Cauquenes, entró a Red de Educación de Calidad contra la Pobreza

El establecimiento del sector de El Sauzal quedó seleccionado con el proyecto “Leyendo, aprendo y me divierto”.

Rincones especialmente habilitados en las salas de clases para leer cómodamente, dramatización de obras mediante un esquema “cuentacuentos” y la participación activa de los padres en todo el proceso, es parte de la novedosa estrategia impulsada por la Escuela Octavio Palma Pérez, de Cauquenes, que le permitió ingresar a la Red de Educación de Calidad contra la Pobreza.

El establecimiento rural del sector El Sauzal, en Cauquenes, dirigido por Mirta Aurora Cancino, fue una de las 13 escuelas que se sumaron este fin de semana a la Red, impulsada por el Área Educación de Fundación Chile, Diario El Mercurio y Fundación Minera Escondida, y que ya llegan a 73 en total, desde Ollagüe hasta Punta Arenas.

La bienvenida a las nuevas escuelas se realizó en el marco del IV Seminario Internacional “¿Cómo acortar la brecha? La mejora escolar desde la sala de clases”, que se llevó a cabo en Santiago y que contó con la participación del académico canadiense Ben Levin, de la Universidad de Toronto, investigador en temas de cambio educativo, inequidad y pobreza.

Entre las 60 que ya integraban la Red se encuentra otra de Cauquenes, el Liceo Claudina Urrutia Lavín, y una de Curicó, el Liceo Politécnico San José.

La escuela rural Octavio Palma Pérez desarrolló un proyecto para que alumnos y apoderados se motivaran con la lectura y mejoraran así sus habilidades cognitivas en el área de lenguaje y comunicación. Ha permitido que los estudiantes mejoren significativamente sus resultados en la pruebas SIMCE, en una zona donde la mayor parte de los niños son hijos de obreros o temporeros, con enseñanza básica incompleta.

El proyecto se desarrolló en varias etapas para asegurar el logro de los objetivos. Por eso –expresa la directora Mirta Cancino- primero se hizo una evaluación del nivel de aprendizaje que presentaban los alumnos en lenguaje y comunicación, cuyos resultados fueron tabulados para obtener una medición objetiva.

“Luego se iniciaron acciones concretas como la lectura dirigida por los profesores todos los días de la semana durante 10 minutos. Ello se complementó con lectura silenciosa por parte de los alumnos, que tuvieron la posibilidad de escoger textos de su propio interés. Paralelamente, en las horas de lenguaje y comunicación se estableció la lectura obligatoria de un libro al mes, de acuerdo al nivel de cada curso”.

Para incentivar la participación de los padres, un objetivo esencial del proyecto, en las reuniones de apoderados se entregó mensualmente dos textos breves, especialmente preparados para ser leídos en familia. También se promovió una actividad que involucrara a toda la comunidad, los “cuenta cuentos”, donde los alumnos realizaban representaciones públicas de obras con la ambientación respectiva.

“Un punto clave para el éxito de esta iniciativa –agrega la directora- fue habilitar en las aulas espacios que invitaran a la lectura. Así, en las salas de prebásica y primer ciclo básico se instalaron rincones con alfombras y cojines, para que los niños se instalaran a leer cómodamente. Asimismo, todas las salas fueron dotadas de una biblioteca con textos acordes al nivel del curso y a la etapa de desarrollo de los niños”.

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