Entérate cómo bajar de peso sin dejar los carbohidratos de lado

6 reglas. El gran debate de los carbohidratos. Unos, dicen que no hay nada peor para nuestro cuerpo que ingerirlos, otros que es posible comerlos si tienes un estilo de vida saludable y haces ejercicio para contrarrestar. ¿La verdad? No existe una verdad absoluta sobre este truculento grupo alimenticio. Sin embargo, existen una serie de ideas en las que la mayoría de los expertos coinciden para que logres incorporarlos a tu dieta y aun así perder peso.

#1 Elige los carbohidratos correctos

Como ya probablemente lo has escuchado, es mejor consumir pan o pasta integral en vez de las otras variedades. Todo mundo lo dice pero nadie especifica el por qué. Resulta que este tipo de carbohidratos son también resistentes al almidón, lo que se traduce en resistencia a la digestión.

¿Y cómo es que esto es bueno para tu cuerpo? Los carbohidratos altamente resistentes al almidón te satisfacen, haciéndote sentir llena por más tiempo y más que ciertos grupos alimenticios, incluyendo a la proteína. También tienen el poder de acelerar a tu metabolismo y a tus quemadores de grasa naturales, puesto que mientras se procesan por tu organismo (lentamente) van soltando ácidos grasos que propician la quema de grasa.

Los porotos, lentejas, papa, avena, plátanos, cebada, arroz, pasta integral y el pan negro o de centeno son tus mejores opciones resistentes al almidón.

 

#2 Disfruta el recalentado

Las pastas y las papas frías o recalentadas se convierten en más resistentes al almidón que aquellas recién cocinadas, (nota: esto no aplica para las papas fritas, desafortunadamente).

El secreto está en que el proceso de cocinarlas y luego dejarlas enfriar cambia la composición química de la comida y convierte al almidón en resistente al almidón, haciéndolo más nutritivo que cuando recién lo preparaste. ¡Que empiece el recalentado!

#3 Fíjate en la hora

El horario es la clave. La mejor hora para comer carbohidratos depende directamente de tus niveles de insulina. Tu sensibilidad de insulina está en su mayor punto en la mañana, después de toda una noche de no comer.

Tu cuerpo usa el glucógeno guardado para mantener a tu cuerpo funcionando mientras duermes. Y cuando despiertas, hay espacio suficiente para guardar más carbohidratos. En conclusión, quemarás los carbs más eficientemente si te los comes temprano en el día. Haz tus comidas más pesadas en carbs antes de las 12 y conforme avanza el día ve cortando la dosis.

#4 Hazlos parte de tu régimen de ejercicio

Además de en la mañana, el otro horario ideal para comer carbs es antes y después de hacer ejercicio. Se vale comerlos de una a tres horas antes de que empiece tu sesión de entrenamiento para tomar energía ya que tu cuerpo los utiliza para quemar grasa. O después de tu sesión para sustituir el glucógeno perdido.

#5 Cómelos con las combinaciones correctas

Una de las claves más importantes a recordar es que los carbohidratos deben ser una parte de tu platillo, mas no el ingrediente principal. Deben tomar alrededor de ¼ de espacio de tu plato. Y debes llenar el resto del plato con proteína baja en grasa, vegetales, frutas bajas en azúcar, y productos lácteos bajos en grasa.

Controlarte en las porciones es crucial. Una ración razonable de carbohidratos se traduce a: dos rebanadas de pan, 1 taza de pasta cocinada, y, para las papas, éstas no deben ser más grandes que un mouse de computadora. Todo lo demás desde granos hasta frijoles debe limitarse a media taza.

#6 No los dejes fuera

Las papas fritas, la pizza y el pastel de chocolate, pueden hacer apariciones casuales en tu dieta. Si te privas de algo por lo que deliras comer, ese antojo se va a hacer cada vez más grande ¡y cada vez peor! Y cuando por fin te dejes ir, hazlo en serio.

Tu cuerpo (y cerebro) sabe la diferencia entre el pastelito empaquetado que es bajo en grasa, calorías y azúcar y aquél que es tu favorito de la repostería de la esquina. Y resulta que es más probable que tu cuerpo se calme en ansiedad si le das un par de mordidas al verdadero fruto de tu obsesión, a que si te comes el sustituto y de todos modos sigues pensando en el otro.

Tómate el tiempo de disfrutar ‘tu premio’ y no te angusties después. Una vez disfrutado, regresa a tu mentalidad de comer sano y lograrás un buen balance.

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