Escrito por Celeste Busso, profesora de literatura, en colaboración con la Biblioteca Municipal de Curicó “Tomás Guevara Silva”.
La biblioteca está llena de tesoros en sus estantes, hace una semana fui y me encontré con un tesoro culinario entre los recientes arribos. Sí, han de saber que la biblioteca no es sólo una colección de enciclopedias antiguas pues cada mes llegan a ella libros nuevos, de reciente edición.
Uno de los recién llegados a la biblioteca es Rapsodia Gourmet, de la autora franco-marroquí Muriel Barbury. Ella nació en 1968 en Casablanca, el famoso pueblo de Marruecos donde transcurre la película del mismo nombre. Esta filósofa resultó ser tan tímida que apenas si sabemos su fecha de nacimiento y su gran gusto por la cultura japonesa, algo que se ve en sus libros, sobre todo en La elegancia del erizo, novela por la cual es mundialmente famosa.
En otra oportunidad hablaremos de los erizos y las razones de su elegancia, hoy nos convoca una comilona de 196 páginas (en letra grande, para perezosos y cortos de vista). Esta Rapsodia Gourmet es la historia del crítico gastronómico más prestigioso del mundo, Pierre Arthen. Él tiene tanto poder que puede hacer que cualquier restaurante sea el más famoso o el más odiado con solo alzar su pluma. A pesar de todo ese poder su corazón está fallando y en su lecho de muerte busca aquel sabor que lo ha hecho feliz, ese que revela la verdad única de su existencia, según él mismo dice. Y mientras él hace un festín de recuerdos culinarios, sus amigos, conocidos y hasta su gato nos entregan una visión de este agrio crítico gastronómico que sólo parece amarse a él mismo y a la comida.
La búsqueda de la golosina perfecta se debate entre dos extremos: los guisos y sorbetes de la abuela y los banquetes que preparan los mejores chefs de París para agradarlo. En el transcurso de esta búsqueda, para la que solo tiene las últimas 48 horas que le quedan de vida, acompañamos a este déspota tirano en los recuerdos de sus mejores comidas. Lo grandioso de este recorrido es que Muriel Barbury tiene la capacidad de utilizar los adjetivos correctos para hacernos palpitar los más exquisitos manjares, podría decir que he comido las mejores ostras y el más crujiente, delicado y perfectamente dorado pan que exista sobre la faz de la tierra. Gracias a los recuerdos de Pierre he probado un sorbo de un exclusivo whisky escoses y degustado la perfecta amalgama entre lo crujiente de los vegetales y la suavidad de la mayonesa casera.
Entre la cocina francesa más sofisticada y la simpleza de las cocineras que generación tras generación han alimentado a sus familias se debate el sabor de la vida para Pierre Arthens. Sólo les adelantaré que a través de este libro podrán comprender el valor de las cosas sencillas de la vida, una marca registrada de la filosofía de Muriel Barbury.