El Coaching de Vida o Coaching Espiritual: un trabajo de Alquimia Interior

Por Javier Orrego C.

Por lo general, desde el punto de vista de la consciencia todas las personas somos sanas pues todos anhelamos la sanidad y luchamos diariamente por conseguirla. También luchamos por tener un trabajo agradable, bien remunerado y estable donde podamos sentirnos realizados, gozar de relaciones de pareja sanas y nutrientes, tener alta autoestima, rodearnos de cosas buenas, etc. En resumen, todos anhelamos vivir en un estado permanente de amor, paz y armonía con el medio que nos rodea.

En verdad ponemos todo nuestro empeño en llegar a vivir de ese modo, sin embargo ignoramos que un mundo subterráneo dentro nuestro complota contra nuestros deseos conscientes generando que muchas veces lo que vivimos por fuera no refleje eso que somos por dentro. Es ese mundo subterráneo, oculto, furtivo, el que genera nuestras experiencias exteriores impidiendo que nuestros anhelos conscientes se lleven a cabo.

Casi siempre la gente tiende a creer que esta asimetría entre lo que anhelamos y lo que obtenemos de la vida se debe a la mala suerte, a la fatalidad, al destino, al karma individual o simplemente a lo que se ha dado en llamar desde muy antiguo “la voluntad divina”, como si el sufrimiento de los hijos de Dios pudiera ser voluntad del Creador o la trama infinitamente compleja del Universo hubiese sido dispuesta para que las leyes del azar se volviesen en contra nuestra.

Pero la verdad es muy distinta. Porque en realidad somos nosotros mismos los que generamos nuestras experiencias vitales por medio de un simple mecanismo de repetición de experiencias previas instalado en la médula misma de lo que somos y de lo que hemos llegado a ser a partir de nuestros condicionamientos genéticos, culturales y sociales.

Esto significa que son nuestros propios generadores los que nos llevan a vivir situaciones dolorosas que hemos de repetir una y otra vez a lo largo de nuestras vidas. Nuestra existencia es, a partir de esos generadores inconscientes, una repetición continua de los “errores” de los que nos precedieron en el tiempo, en especial de aquellos con los que hemos mantenido un contacto más íntimo, casi por regla general nuestros padres y familiares más cercanos, los que, por su parte, han venido repitiendo los “errores” de sus propios padres, generando patrones de repetición susceptibles de ser identificados y, lo más importante para nosotros, neutralizados.
Es fundamental comprender que todo aquello que nos duele en nuestras vidas –las enfermedades físicas o mentales que nos aquejan a nosotros mismos o a nuestros seres queridos, los desajustes emocionales, la autoestima disminuida, la propensión al abandono o al maltrato, la agresividad, la obesidad incluso, y también el alcoholismo, la drogadicción, etc.-, todo eso, todo, absolutamente todo, se puede sanar.

Entendemos así que estos enemigos atroces, estos “gigantes” que nos amenazan con sus garras implacables, no son más que molinos de viento, hitos en el camino insertos transitoriamente en el paisaje de nuestras vidas sólo como un recordatorio de nuestro origen, pero jamás, jamás –a no ser que los alimentemos con la ignorancia de lo que en verdad somos-, una imagen real de lo que hemos de llegar a ser en el futuro.
Coaching de vida… en Talca

El coaching de vida o coaching espiritual, tanto como la Terapia de Alquimia Interior, lo que pretenden es ayudar a las personas a conocerse mejor a sí mismas con la intención de mejorar sus relaciones laborales, familiares y sociales, así como su salud física, emocional y mental por medio de una introspección en aspectos básicos de la naturaleza humana.
Esta experiencia parte de la base de que todos, sin excepción, podemos llegar a ser mejores personas. Pero por alguna razón el llegar a serlo involucra siempre aceptar a los otros también como “personas”, es decir, como individuos con pensamientos y sentimientos propios, y con una historia personal marcada por sufrimientos y alegrías semejantes a los nuestros. De este reconocimiento del propio Yo en el Yo de los “otros” surge el amor y el respeto como experiencias genuinas de ser parte de algo más grande que nosotros mismos.

Surge, además, la comprensión de que la realidad en que estamos inmersos no es más que un reflejo de nuestra propia realidad interior, de tal suerte que si hay alegría, paz y armonía en nuestro interior, habrá alegría, paz y armonía en nuestro entorno. De este modo nos habremos liberado del ego –entendido aquí como una falsa copia del Yo verdadero– eligiendo la paz en vez del conflicto y el amor en vez del miedo y la culpa.
Conectados así a la energía de que estamos hechos le abriremos las puertas al amor, a la salud, a la abundancia y a la fraternidad humana, contribuyendo con un granito de arena en la misión de dejar este mundo un poco mejor de cómo lo encontramos al nacer.

Para más información sobre la Terapia de Alquimia Interior y el Coaching de Vida o Coaching Espiritual, escribir a joc_stgo@hotmail.com

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