Las dietas que ofrecen perder kilitos en poco tiempo, son muy peligrosas e inútiles, ya que favorecen el rebote, y después puedes pesar más. Las dietas milagrosas carecen de fundamento científico. Si funcionaran sin riesgo para la salud, todo mundo las haría y no veríamos en las calles personas con sobrepeso ni obesidad. Lo más saludable es perder entre medio kilo y un kilo por semana. Los principales efectos secundarios de los medicamentos que prometen quemar grasa, controlar el apetito y perder peso son deshidratación, alteraciones en el ritmo cardiaco, pérdida de sodio y potasio, ansiedad, nerviosismo y efecto de rebote.
Lo más recomendable en estos casos es comenzar con una rutina de ejercicios asesorada por un profesional del área, que esté acorde con las capacidades físicas de cada persona y así evitar lesiones. Una dieta equilibrada que aporte las calorías necesarias para el funcionamiento diario y la constancia en las rutinas son elementos claves para obtener resultados reales y duraderos antes del verano.