Día del Padre: La importancia de la co-responsabilidad en la crianza

Los resultados de la encuesta CEP del 2017 indica que frente a la afirmación: “la mayoría de las mujeres en realidad desean un hogar e hijos, en vez de un trabajo”, el 68,31% de las mujeres confesó que estaba de acuerdo con esta afirmación, cifra que aumenta a un 69,1% en el caso de los hombres. Así también, el 61% de los encuestados cree que la vida familiar se resiente cuando la mujer trabaja.

Estos resultados sin duda llaman la atención y responden a que, lamentablemente, la cultura machista sigue muy arraigada en nuestra sociedad. Si bien, hoy hemos presenciado cambios culturales asociados a la transformación de los papeles sociales de las mujeres, dentro y fuera de la familia, caracterizado por una participación más activa en el ámbito público e incorporación al ámbito laboral, como también cambios en forma de ser familia, esto ha generado que las mujeres aumenten su carga laboral a una segunda o tercera jornada, asociado al trabajo no remunerado (doméstico).

Si nos vemos enfrentados a esa realidad logramos entender las cifras de la encuesta CEP que indican que el “hogar se resiente”, ya que una mujer que se inserta al trabajo remunerado, aumenta su nivel de carga de manera considerable. Por tanto, resulta relevante potenciar y valorar el esfuerzo de algunos grupos de hombres que han intentado transitar en el cuestionamiento de su rol tradicional en términos de su conceptualización de masculinidad.

Este cuestionamiento se asocia principalmente a una nueva generación de padres, que no les acomoda el rol tradicional marcado por un estilo machista, por tanto, se encuentran en una fase de transición hacia una nueva forma de “ser hombres”. Dichos hombres asumen una crianza activa en relación a sus hijos/as, evidenciándose más bien una co-parentalidad con la madre, lo que sin duda trae beneficios para el desarrollo emocional de los niños/as.

Existe bastante evidencia que da cuenta de los beneficios en el estado psicológico en los niños/as cuyos progenitores participan activamente en la crianza de sus hijos. Las cifras hoy en día indican que esta participación ha aumentado, pero solo en labores de crianza, dejando de lado la importancia de incorporarse en labores domésticas, pareciera que los mandatos sociales no incorporan esta variable en la conceptualización de ser un “buen padre”, pareciera que las labores domésticas responden a otras dimensiones, una dimensión femenina que casi viene dada por el solo hecho de ser mujer.

Por tanto, nuestro llamado es a generar las condiciones para relevar esta asociación entre el ejercicio parental y las labores domésticas, es más, incluso entendiendo que si un padre no participa de forma activa en esta labor se convierte en un padre negligente, sí, este debe ser nuestro argumento, no basta con cambiar pañales, bañar y alimentar a nuestros hijos/as, también se debe barrer, lavar la loza, cocinar, lavar el baño, planchar, lavar, etc., recién ahí podemos estar en condiciones de llamarte “buen padre”.

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