Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el concepto de género alude al constructo cultural y social que asigna formas de comportamiento y roles a hombres y mujeres.
La sensación interna y personal del individuo de sentirse hombre, mujer o no binario, es a lo que llamamos Identidad de género. Concepto distinto de la orientación sexual que define la atracción física, espiritual o emocional hacia otra persona.
Transgénero es un término general para un grupo diverso de personas cuya identidad y/o expresión de género difiere de las expectativas de la sociedad en relación del género asignado al nacer, independiente de su orientación sexual.
Los datos actuales no son confiables, lo que dificulta establecer la prevalencia real de este grupo en la población. Sin embargo, los aportados por la OMS en relación a la marginación social, económica y laboral son contundentes.
Los prejuicios en todo ámbito conllevan a elevados índices de depresión, con tasas de suicidio que pueden alcanzar un 60% al iniciar la vida adulta, abuso de sustancias, maltrato físico y sexual y mayor riesgo de contraer enfermedades infectocontagiosas.
Un enfoque de salud que aborde la situación integral de los pacientes con género no conforme es necesario y también es efectivo. Garantizar el acceso equitativo a instalaciones sanitarias adecuadas, a las diversas prestaciones que satisfagan sus necesidades individuales, guiadas por equipos de salud multidisciplinarios, mejora la calidad de vida, la reinserción laboral y optimiza la salud global de las personas trans.
Si bien en nuestro país han existido avances en término de políticas públicas inclusivas, aún falta mucho por hacer. Garantizar una atención digna y oportuna, es también nuestra responsabilidad. Esto mejora no solo la calidad de vida de la personas y de sus familias, si no también, de la sociedad en pleno.