Declaración de leña como combustible permitirá disminuir niveles de contaminación

“Talca y Maule han sido declaradas zonas saturadas y se encuentran en proceso de aplicación de planes de descontaminación. Curicó y Linares están siendo monitoreados desde algún tiempo y también están por sobre la norma. Cauquenes aún no ha sido monitoreado y lo más probable es que tenga el mismo problema”. Así lo señala el Coordinador del Área de Desarrollo Sustentable de Fundación CRATE, Eduardo Ramos, quien aclara que se deben analizar con cuidado las causas de este fenómeno y evitar caer en la tentación de echarle la culpa al uso de leña, la tercera fuente de energía utilizada en Chile, después de los combustibles fósiles y la hidroelectricidad.
“Si se emplea de una buena forma, es decir, con calefactor adecuado, con un porcentaje de humedad que tiene que estar por debajo del 25%, y por un consumidor responsable, la contaminación generada por la leña es de un nivel bajísimo”, aclara.
El problema, comenta, está en la visión sectorial que existe respecto al recurso, lo que a su juicio inhibe una adecuada intervención integral que permita regular la venta y calidad del producto. Sin embargo, esta situación estaría en camino de solucionarse debido a una iniciativa que viene desarrollando desde el año pasado el Ministerio de Energía, cuando constituyó mesas de trabajo para abordar la temática desde distintos puntos de vista. Actualmente, se está sistematizando la información recabada para proponer que sea declarada legalmente como combustible.
Si se obtiene ello, se lograría la formalización del rubro, habría una fiscalización concreta a través de la misma entidad -Superintendencia de Combustibles- que fiscaliza todos los combustibles, dejando de depender sólo de lo que hagan las autoridades sanitarias y municipales, y así asegurando el uso de leña de buena calidad y poco contaminante. Que además, según comenta, constituye una importante fuente económica en nuestra zona, ya que, de acuerdo a cifras de CONAF, existen cerca de cinco mil familias que dependen de su producción el Maule.
Por el momento, reconoce que se ha avanzado en la tecnología de los equipos, pero ello aún no es masivo. “Desde 2014, vía Decreto Supremo N°39, se exige que las estufas que estén en el comercio estén certificadas. Sin embargo, aún hay que avanzar en la línea de asegurar la producción de un combustible de calidad y en la educación de los consumidores, desde el nivel escolar hasta la tercera edad”, apunta.
En este sentido, recuerda que en 2013 la Fundación CRATE trabajó con cinco colegios. “Les enseñamos de dónde venía la leña, a medirla, cómo reconocer cuando está seca. De hecho, a cada colegio le entregamos un medidor de humedad. Se crearon grupos ambientales dentro de los establecimientos que hacían control social tanto de la leña que se empleaba en el recinto como en sus propias casas”.
En todo caso, advierte que, actualmente, en la mayoría de los consumidores hay mucha desinformación al respecto. “No saben cuál leña es mejor, cuál es el nivel de humedad máximo que se requiere , dónde están los proveedores, cuándo abastecerse, cómo reconocer una leña de calidad, donde reclamar en caso de tener algún problema. Aún más, sus derechos no son respetados en un mercado altamente informal y desregulado, en donde prima la venta callejera en camionetas y carretones”. A modo de recomendaciones, señala que “a simple vista, la leña seca se reconoce por ser de color claro, la corteza se desprende y tiene grietas, y es de un peso relativamente liviano. Si alguien quiere estar seguro de qué está comprando, puede buscar un proveedor certificado en la página www.lena.cl”.

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