¿De qué hablamos cuando hablamos de ansiedad, obsesión y depresión? 

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Usamos palabras como “deprimido” todos los días. Al menos una vez nos hemos sentido “ansiosos”. Seguro conocemos a más de una persona que nos parece, sin lugar a ninguna duda, “obsesiva” o “compulsiva”. La realidad es que abusamos de estas palabras y el efecto de ese abuso puede ser peligroso.

ANSIEDAD

Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG)

 

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Qué es:

Es un sentimiento de miedo permanente, muchas veces inexplicable y casi siempre desproporcionado. Las personas que sufren de TAG viven preocupadas –una palabra que no alcanza a describir de manera justa su estado de ánimo– todo el tiempo. En momentos de crisis, el miedo puede ser paralizante y puede afectar de manera definitiva la vida de una persona.

Qué lo causa:

No hay un consenso sobre las causas reales de la ansiedad. Sin embargo, sí hay un acuerdo en que no es producto de debilidad de carácter ni de problemas de personalidad. Se cree que un desequilibrio químico en el cerebro, herencias genéticas y/o factores ambientales externos (como traumas, muertes o divorcios) pueden no solo causar TAG, sino además potenciarlo.

Cómo se siente:

“Hay un rincón del estómago en donde el miedo se aprieta y hace un hueco entre las costillas y el esternón, del que brotan corrientazos, calambres, hormigas. Punzadas que suben al pecho y palpitan en las sienes. Que llegan a los ojos, dilatan las pupilas y vuelven borroso el mundo. Que juntan las letras cuando se intenta leer o borran el significado de las palabras cuando se intenta entender. Pinchazos que cierran la garganta y pegan las mandíbulas. Que no dejan pasar el aire y duelen al tragar saliva. Que dan ganas de levantarse, de sentarse, de levantarse otra vez y de salir corriendo, de sacudir las manos para que dejen de temblar, de tirarse al suelo, dar tres brincos y pegar un grito. La ansiedad es un escalofrío angustioso que lo invade por semanas. Que pasa del estómago al pecho, del pecho a la garganta, de la garganta a los ojos”. – Laura Galindo

DEPRESIÓN

Qué es:

Es, sobre todo, una palabra mal utilizada en el lenguaje común. La depresión clínica no son episodios de tristeza pasajeros. El trastorno de depresión clínica es un estado de desilusión extendido en el tiempo, un vacío que parece no tener márgenes, un sentimiento de fatalidad inexplicable e incontrolable que termina por dominar a una persona. Existen diferentes niveles de depresión, pero en términos generales todos exigen atención profesional. De los trastornos mentales, la depresión es el que puede tener consecuencias más definitivas: al menos el 15% de las personas diagnosticadas con depresión clínica mueren por suicidio.

Qué lo causa:

Existen diferentes teorías sobre las causas de la depresión. Hay razones clínicas: desequilibrios o insuficiencias químicas, daños en el cerebelo o predisposición genética. Hay, por supuesto, causas ambientales: traumas, tragedias, episodios inesperados. En muchos casos la depresión puede ser causada por una combinación de todo lo anterior.

Cómo se siente:

“Es el único momento en el que tienes la cabeza en blanco. No, eso no es meditación. Meditar es la capacidad de controlar cómo fluyen tus pensamientos y cómo dejan de fluir. Es una suspensión mordaz: un torrente de música épica que canta la desgracia del Todo. Se echa sobre el colchón; lo que tiene es plomo en vez de huesos, un imán en el estómago que atrae todas las articulaciones con una fuerza invencible. Se acaba de bañar, pero se siente sucio. Acaba de comer, aunque nunca tuvo hambre. Arrastra los pies hasta la cocina. Busca comida. La mastica, pero nada atraviesa ese nudo que no se desamarra de la garganta. No quiere hablar. El nudo no lo deja. Si estuviera frente a un espejo, vería ojeras y un rostro petrificado, incapaz de gesticular. Hasta parpadear cuesta. Pero no hay espejo: se echa en la cama otra vez. Es donde debe estar”. – Maru Lombardo.

TOC

Trastorno obsesivo compulsivo

Qué es:

El TOC se caracteriza por los pensamientos (obsesiones) irracionales que hacen que la gente tenga comportamientos repetitivos (compulsivos). No es una canción pegajosa en su cabeza, sino la idea de que si no se asegura al menos 10 veces de que apagó la estufa, su apartamento explotará; que si no se lava las manos a cada instante, un microbio terrible acabará con su cuerpo. Durante mucho tiempo el TOC fue considerado una forma de ansiedad, sin embargo, hoy se considera un problema en sí mismo y se puede disfrazar de otros trastornos como fobias o desórdenes alimenticios.

Qué lo causa:

Como en los casos anteriores, aunque no hay certeza, sí existen teorías claras sobre las causas del TOC. Una de ellas es que se trata de un problema de comunicación interna del cerebro. Medicamentos que afectan la serotonina (un mensajero nuerotransmisor de nuestra mente) han mostrado ser tremendamente efectivos para tratar este trastorno.

Cómo se siente:

“Mi obsesión compulsiva tomó forma de bulimia. Desde cuando empiezas a comer hay sudor, temblores, rigidez. Está la sensación de que cada gramo se acomoda en el cuerpo eternamente; la piel se estira; la grasa sale, se abulta, la imaginas, pero también la sientes. Una sola solución: un inodoro, cuanto antes mejor. No lo piensas. Desde antes de llegar, la comida ya está en la garganta, tal vez nunca la dejaste pasar. Te untas el dedo, la mano, la muñeca y caes hondamente mientras la sensación de vacío vuelve al cuerpo y a la mente. No queda nada. No puede quedar nada. Sales y quieres volver. El ciclo empieza nuevamente. Quieres atiborrarte de comida, dulce, grasa, sin parar y con un solo objetivo: vomitar. Nunca hay saciedad, es una rutina, una obligación. No importa dónde estés, solo necesitas asegurar que cerca, muy cerca, haya un lugar para sacarlo todo, hasta llegar a la bilis”. – Estefanía Avella.

  • Kit de primeros auxilios:

– Busque ayuda. Ayuda en forma de un amigo y en forma de un profesional.

– Aceptar que su obsesión lo acompañará por siempre, pero usted tiene el poder de controlarla.

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