Las noticias, la estadística, los discursos, nos dicen que es en el siglo XX y más específicamente en la década de los ´80 cuando se produce la gran incorporación de las mujeres chilenas al mercado laboral.
¿Es que antes de esa época las mujeres no participaban en el trabajo remunerado?
La respuesta es que si lo hicieron, siempre ha habido trabajadoras en nuestro país, pero producto de la discriminación sistemática que han sufrido las mujeres en nuestra sociedad se ha invisibilizado sus aportes al desarrollo y crecimiento de los territorios de la nación.
Sin embargo, al buscar en nuestra historia, nos encontramos que ya a fines del siglo XIX se registran las primeras organizaciones de mujeres que surgieron formando parte de un movimiento obrero que buscaba condiciones de protección y reconocimiento. Eran los tiempos de la industria del salitre y la producción para la exportación y el desarrollo portuario.
La primera sociedad femenina que se conoce se funda en el puerto de Valparaíso el 20 de noviembre de 1887. Se llamó Sociedad de Obreras de Socorros Mutuos, de Valparaíso y su objetivo específico era proteger el deteriorado cuerpo de las trabajadoras sometido a las más duras condiciones del trabajo asalariado fabril.
Es a principios del siglo XX que se multiplican las organizaciones de mujeres, ligadas a las actividades económicas dominantes en ese momento. Las organizaciones de mujeres se preocuparon de las condiciones laborales, de la calidad de vida, iniciando conjuntamente una reflexión sobre el tema específico de la opresión que ejercía un sexo sobre otro.
El trabajo en las industrias tuvo consecuencias negativas para las mujeres, ya que “se incorporó dentro de las fábricas una estructura de trabajo que dividió a las mujeres de los hombres. En ese esquema, la participación marginalizada y mal remunerada de las mujeres en trabajo industriales afectó directamente su participación y demanda en el movimiento obrero”.
La prensa tuvo un papel importante al difundir las discusiones que se realizaron en torno al tema de la mujer. En 1905 se publica “La Alborada”, redactada por Carmen Jeria, obrera tipógrafa. Fue el primer periódico de la prensa obrera chilena redactado por una mujer.
En 1912, teresa Flores junto a Luis Emilio Recabarren, hicieron pública su preocupación por el tema de la emancipación de la mujer a través de la publicación de numerosos artículos sobre su situación en el periódico “El Despertar de los Trabajadores”, además de noticias sobre feminismos internacionales.
En 1913 visita nuestro país la librepensadora española Belén de Sárraga, quien inspira la creación de centros integrados por mujeres en Iquique y zonas aledañas. Estos centros femeninos fueron, sin duda, los verdaderos pioneros del feminismo en Chile, dada la solidez de sus principios, su continuidad en el tiempo y su nivel de organización y participación femeninos.
Variados factores interactuaron en este hecho: el desarrollo económico que alcanzó la zona norte del país gracias a la explotación salitrera provocó una gran concentración de población que contribuyó a la organización de la mujer en torno a problemas compartidos, actuando contra la carestía de la vida, luchando por el derecho al descanso dominical de las obreras, preocupándose por los efectos de la primera guerra mundial, realizando compañas contra el alcoholismo y divulgando las ideas de emancipación de la mujer.
Las primeras organizaciones de mujeres nacieron en un contexto de fuertes luchas de los y las trabajadoras por salir de su precariedad, siendo ese tema, la clase, el más importante para las organizaciones de obreras que incluían a mujeres.
Por lo anterior las organizaciones formadas sólo por mujeres tuvieron un papel fundamental, ya que lograron generar reflexiones específicas sobre su situación en la sociedad, lo que enfrentaban en la vida por ser mujer, como la doble discriminación cuando eran trabajadoras.
Paula Retamal Urrutia
Secretaria Regional Ministerial
Servicio Nacional de la Mujer