Cuando el sexo no es un placer

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Si tenemos que enumerar las cosas buenas del sexo no sabríamos por dónde empezar, ¿verdad? Es el mejor desestresante, es una buena alternativa para esos días que no hemos podido pisar el gimnasio, es bueno para nuestro corazón y nos sube la autoestima con una sonrisa que no se borra fácilmente. Pero, ¿el sexo siempre da placer? Es más, ¿todas las mujeres pueden tener sexo? Pues la respuesta es que no y la culpa de ello lo tiene el vaginismo.

Es la disfunción sexual femenina más frecuente. De hecho, 2 de cada 10 mujeres siente dolor (o lo han sentido el algún momento de su vida) durante la penetración. Un dolor que les impide mantener relaciones sexuales. Pero eso no es todo. Hay mujeres que ni siquiera pueden someterse a una exploración ginecológica. ¿Quieres saber más?

Reflejo involuntario. “El cuerpo automáticamente aprieta los músculos vaginales provocando que el sexo sea doloroso. Por esta razón, la mujer puede acabar evitando situaciones íntimas con su pareja y que desaparezca el apetito sexual”, explica la doctora en dermatología médico-quirúrgica y venerología, Mª José Barba.

Tipos de vaginismo. Hay mujeres que no pueden ser penetradas por ningún objeto (tampax, exploraciones ginecológicas…). Otras mujeres, sí pueden ser exploradas por el médico con un espéculum o se pueden introducir un tampax, pero no pueden tener sexo.

Causas del vaginismo. Puede estar provocado por una enfermedad o causa orgánica subyacente (vaginismo orgánico). Por ejemplo, “restos del himen que producen dolor a la mujer a la hora de ser exploradas o de tener sexo. En este caso, se tiene que entrar en quirófano”. Otras mujeres puede presentar alteraciones en zonas como el cuello del útero. También existe el vaginismo ideopático o causa funcional: “no hay una causa aparente porque todos sus órganos están bien. En cambio, la mujer presenta una gran contracción involuntaria de la musculatura interior de la vagina y con sólo pensar en ese dolor la contracción se repite una y otra vez”. Como puntualiza la experta, es una reacción física-psicológica. En estos casos en los que no hay una explicación física, las causas pueden ser varias:

1. Temor o anticipación del dolor de coito: después de un trauma pélvico; miedo a dañar el tejido con, por ejemplo, un desgarre, o miedo a quedarse embarazada.

2. Ansiedad o estrés: presiones, experiencias sexuales desagradables, negatividad hacia el sexo o traumas emocionales que puedan impedirle disfrutar del acto.

3. Problemas de pareja: abuso, desapego emocional, desconfianza, ansiedad por sentirse vulnerable o pérdida de control.

4. Experiencias traumáticas: un abuso emocional o sexual en el pasado o haber sido testigo de una situación parecida.

5. Experiencias de la niñez: haber recibido una educación muy exigente con un mensaje negativo hacia el sexo.

Por último, existe el vaginismo por causa mixta, que es aquel que combina tanto el orgánico como el funcional.

¿Y qué se puede hacer ante estos casos? “Si la mujer sufre vaginismo orgánico se tratará la causa subyacente (himen rígido, cervicitis, etc)”, sostiene la especialista en medicina.

En cambio, si se trata de vaginismo funcional, las mujeres pueden recibir ayuda de expertos como psicólogos, sexólogos o ginecólogos. Con ejercicios, consejos y psicoterapia que se pueda realizar tanto sola como en pareja es lo más recomendado. “Se insistirá en la necesidad de caricias previas precoitales”, explica la doctora. El uso de lubricante también puede ser útil en estos casos.

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