Copa América: Una Pequeña Alegría

Por: Pedro Valenzuela

Logramos lo que parecía ser imposible, levantar la Copa América frente al actual vice campeón del Mundial de Brasil 2014 y la actual selección número uno del ranking FIFA.
Como señaló hace cuatro años el periodista Fernando Solabarrieta, en relación al triunfo de Nicolás Massú en los Juegos Olímpicos de Atenas, “se acabaron años de derrotas y segundos lugares”. Por fin Chile grita campeón en una competencia que había sido bastante esquiva para nuestro país.
Ya lo mencionaba hace algunas semanas, en una columna anterior, la selección que se alce campeona será aquella que tenga un equilibrio entre las cualidades técnicas, físicas, tácticas y psicológicas. Esa fue sin lugar a dudas la selección Chilena, que de mano de Jorge Sampaoli, logró por fin ser campeón de un torneo de selecciones.
Pero pienso que este triunfo no solo fue deportivo, fue a la vida. Los seleccionados chilenos lograron ganarle al destino y llegaron a lo más alto de América en base a lucha y sacrificio. Muchos de los que saltaron al campo de juego el día 4 de julio, debieron dejar a sus familias para irse a jugar fútbol y esperar que el entrenamiento y el paso de los años, pudiera ayudarles a salir adelante y tener un mejor porvenir.
Puede ser una de las razones del por qué hubo tanta emotividad luego del triunfo. Como dicen por ahí, cuando mayor es la lucha, más grande es la recompensa. Los futbolistas eran conscientes de la dedicación que implicó conseguir un triunfo así y según mi perspectiva, dejaron claro que no se “achican” ante nada.
Pero la visión de los jugadores sobre el triunfo no se basó solamente en enaltecer solo sus propias habilidades, también manifestaron a los medios de comunicación que gracias a la gente lograron la victoria y que ésta iba dedicada a todo nuestro país.
Jean Beausejour, también dedicó palabras luego del triunfo y destacó la importancia de darle una alegría al país, en un lugar donde en el pasado hubo muerte.
El capitán del equipo, Claudio Bravo, enfatizó sobre la necesidad de entregarle un triunfo a un pueblo que sufre muchísimo.
Es muy probable que haya detractores de la Copa América y del fútbol en general, yo también tengo algunas aprehensiones por la frivolidad que envuelve la disciplina en algunos momentos. Sin embargo, me quedo con lo que plantean los jugadores mencionados, es una pequeña alegría y por sobre todo, una pequeña alegría para quien se levanta día a día de lunes a domingo y por más de 8 horas diarias a trabajar para recibir el sueldo mínimo.
Es una pequeña alegría para los profesores que luchan por mejorar su condición laboral y fortalecer la educación actual.
Es una pequeña alegría para la madre o para el padre que sacrifica estar con sus hijos, por tener que trabajar casi todo el día para entregarle un mejor bienestar a su familia.
Es una pequeña alegría para el joven trabaja y estudia y en algunos casos mantiene a su familia.
Es una pequeña alegría para el que espera años por una cirugía.
Es una pequeña alegría para la persona que con mucho esfuerzo compra sus carísimos medicamentos en farmacias coludidas y en donde sus gerentes con suerte recibieron clases de ética por su abuso.
Es una pequeña alegría para la persona que de una deuda pequeña, pasó a pagar más del triple por cláusulas abusivas de tiendas de retail.
Es una pequeña alegría para el que fue torturado y para la familia que todavía no sabe donde están aquellos que desaparecieron.
Es una pequeña alegría para la familia del gran deportista Carlo de Gavardo y para todos aquellos que hemos perdido algún ser querido.
Es una pequeña alegría para el que posee habilidades especiales y no es integrado.
Es una pequeña alegría para quien ha sufrido las catástrofes producto de la naturaleza.
Es una pequeña alegría para el que pide más justicia y menos desigualdad.
Esta pequeña alegría, la entregó el deporte, el fútbol. Una alegría que ni el más infeliz podrá coartarla con todos sus abusos.

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