Consejo Regional ¿Electo?

Hace pocos días asumió el nuevo Consejo Regional del Maule (CORE). Los Consejos Regionales forman, junto a la Intendencia, el Gobierno Regional. Los consejeros son elegidos por los concejales de la región y en el Maule son elegidos un total de 18 consejeros.
Según la web del Gobierno Regional, la misión del CORE es la siguiente:

Investido por ley de facultades normativas, resolutivas y fiscalizadoras, el Consejo Regional busca ser la instancia de participación ciudadana en diversas materias de interés ciudadano y, por cierto, también en la administración de los recursos. De este modo, al CORE le corresponde aprobar reglamentos internos regionales, planes reguladores y programas de desarrollo regional, además de resolver las propuestas del Intendente sobre iniciativas de inversión de decisión regional, más específicamente de aquellas relacionadas con la distribución de los recursos del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR) y el Fondo de Inversión Sectorial de Asignación Regional ( ISAR) y recursos de Inversión Regional de Asignación Local ( IRAL).

El año pasado el CORE estuvo en el centro de la polémica por el no gasto de los recursos asignados por el gobierno central para el desarrollo regional. Este año, en su primera reunión el CORE no pudo ponerse de acuerdo en las presidencias de las comisiones de trabajo.  A nivel de “rumor de pasillo” se sabe que existe un mercado negro para los nombramientos, en los cuales los próceres políticos regionales transan los nombramientos, según dinero o favores “por cobrar”.

¿Debería el comportamiento del CORE estar sujeto a control ciudadano?.  ¿Hace sentido una elección por sufragio universal?.

En un país presidencialista y unitario puede ser más o menos discutible la necesidad de que el Intendente Regional sea electo o permanezca bajo la directa tutela de la Presidencia. Sin embargo, el Consejo Regional es una manifestación extravagante de democracia representativa que vive en una especie de limbo y que no tiene votantes ni presidente(a) a quiénes rendir cuenta.

Un Consejo Regional electo podría actuar como una especie de parlamento regional, con mayor poder resolutivo y con mayor legitimidad ante los ciudadanos. Actuaría además como un foro, hoy inexistente, donde se pueda discutir con pluralismo los temas regionales, descubrir nuevas figuras políticas que hoy languidecen bajo la sombra de nuestros parlamentarios vitalicios y encontrar un punto de cohesión identitaria para un Maule fragmentado.

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