Científicos chilenos trabajan con hongos para dar solución a trastornos del sueño

Para muchos, la llegada del horario de verano es un momento muy esperado, pues anochecerá más tarde y tendremos más tiempo para realizar otras actividades tras nuestra jornada laboral. Sin embargo, no todo es positivo, ya que el cambio de hora trae consigo algunos efectos negativos para nuestro organismo, alterando principalmente nuestro reloj circadiano, mecanismo interno responsable de adaptar el funcionamiento del cuerpo humano al día y la noche, y que nos permite realizar las actividades cotidianas con normalidad.

“El reloj circadiano es super importante porque, lo queramos o no, regula nuestra vida. Es el responsable de que tengamos sueño de noche, estemos alerta durante el día o sintamos hambre. Por esta razón, alteraciones en este ciclo biológico, debido a viajes entre continentes o del cambio del uso horario de un país, se traducen inevitablemente en trastornos del sueño y alteraciones en el metabolismo”, afirma Luis Larrondo, director del Instituto de Biología Integrativa iBio e investigador del departamento de Genética Molecular y Microbiología de la Universidad Católica.

Hongos: Un organismo modelo

Tras varias décadas, estudios científicos han logrado describir en gran parte cómo funciona el reloj circadiano. La estrategia generalmente consiste en quitar un elemento del engranaje molecular de estos relojes, para luego ver cómo se comportan. El laboratorio de Luis Larrondo, en cambio, ha adoptado una revolucionaria aproximación empleando biología sintética. Para ello, el investigador realiza pruebas con un hongo llamado Neurospora, organismo que posee un reloj circadiano con un diseño similar al de los seres humanos.

De esta forma, en vez de sacar piezas (engranajes), lo que están haciendo es conectar los componentes de manera disntinta, agregando nuevas piezas, desafiando el diseño natural de los relojes: la sorpresa es que, los nuevos diseños funcionan a pesar de las modificaciones. ¿Qué nos enseña esto? Que algunas de las cosas que asumíamos como entendidas del reloj, no lo están.

Al respecto, Luis Larrondo afirma que “actualmente nuestros estudios nos permiten entender con más detalle cómo el reloj circadiano funciona con una frecuencia de 24 horas, y que alteraciones moleculares pueden llevar a desviaciones de este comportamiento. El trabajo de nuestro laboratorio nos ha llevado a identificar alteraciones que hacen que el reloj ande mucho más lento, completando un ciclo en 45 horas; o mucho más rápido, completando un ciclo en 10 horas”. “Entender esto podría tener múltiples beneficios para la medicina o la agricultura, por ejemplo”, agrega.

Parte del trabajo desarrollado por el equipo del Dr. Larrondo, busca así entender cómo pequeñas manipulaciones genéticas y químicas, pueden modificar beneficiosamente el reloj circadiano de los organismos. Este conocimiento, esperan, les permitirá averiguar cómo se regula en el cuerpo humano, sobre todo en lo que respecta a los ciclos de vigía y sueño, permitiendo entregar posibles soluciones a problemas como trastornos del sueño y metabolismo, provocados por cambios de horario como el de este fin de semana.

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