Como parte de un proyecto UNESCO, un entusiasta grupo de pedaleros chilenos está recorriendo las costas de la región del Maule, comenzando por el territorio identitario de la comuna de Chanco, para luego seguir cubriendo el litoral y finalmente cruzar el Paso Pehuenche para conocer y relevar el Patrimonio presente en el sur de la Provincia de Mendoza.
Siguiendo iniciativas como las impulsadas en Europa por EuroVelo, la agrupación «Cicloturismo Chile Profundo» está desarrollando un proyecto UNESCO cuyo objetivo es realizar el inédito rescate del conjunto patrimonial de la región del Maule y los departamentos argentinos de Malargüe, San Rafael y General Alvear, específicamente en su difusión a través de la fotografía, como en la articulación y consolidación de una red de organizaciones y personas naturales, cuya labor esté relacionada con el Patrimonio, no solo Mueble o Inmueble, sino en una visión integral del concepto.
Esta actividad forma parte de un proyecto UNESCO que este grupo está realizando y que ha sido exhibido a la comunidad durante el 2016, correspondiendo a Chanco durante su aniversario (julio) la oportunidad de compartir la experiencia de estos cicloturistas, reflejada en relatos y fotografías vividas por ellos al recorrer íntegramente nuestra región en bicicleta, especialmente lo relacionado con la maravillosa comuna de Chanco y las rutas que en invierno o verano han realizado en ella.
Gracias a la invitación que nos hizo la Alcaldesa de la Ilustre Municipalidad de Chanco, y las gestiones realizadas por el Secretario Municipal, don Jesús Troncoso, realizamos el recorrido en bicicleta en un territorio identitario tanto para la comuna de Chanco, como para el país, sin ningún costo para nosotros. Nuestro mayor agradecimiento, los del grupo abierto “Cicloturismo Chile Profundo” a ellos por invitarnos a vivir esta experiencia inédita para un grupo de ciclistas. De esta forma el proyecto UNESCO que estamos realizando será exhibido a la comunidad de Chanco en julio, durante su aniversario, compartiendo con los(as) habitantes del territorio la experiencia reflejada en relatos y fotografías que hemos vivido al recorrer íntegramente la región del Maule en bicicleta, especialmente lo relacionado con la maravillosa comuna de Chanco y las rutas que en invierno o verano hemos realizado en ella.
Cabe consignar que a la fecha varios municipios regionales han tendido una generosa mano a nuestra organización “Cicloturismo Chile Profundo”. Estos han sido Curepto, Vichuquén, Río Claro, Romeral, Parral y ahora Chanco, los cuales desempeñando un impecable rol como primera línea de acercamiento hacia la ciudadanía, han sido valientemente innovadoras al favorecer la creación y el mantenimiento de redes asociativas con agrupaciones no tradicionales y con sentido cultural, medioambiental y deportivo como la nuestra.
Antes de salir de Talca acordamos con el muy cordial conductor, descender a las personas y equipos en el pueblo de Pahuil, para continuar de allí en adelante hacia el itinerario fijado en la ruta a realizar. Avanzamos en la ruta hacia el Humedal de Reloca, cruzando los portones que impiden el acceso a los vehículos motorizados y después de un pequeño recorrido llegamos a nuestro primer destino.
Un Humedal es “una zona de la superficie terrestre que está temporal o permanentemente inundada, regulada por factores climáticos y en constante interrelación con los seres vivos que la habitan». Ya sea por la singular productividad biológica de su entorno, por su calidad de “incubadora” de especies vegetales y animales, o por la diversidad biológica y fuentes de agua de la que son contenedores, los Humedales son vitales para la supervivencia humana en el contexto actual de mitigación del cambio climático.
Conscientes de su inestimable valor para la humanidad, en 1971 se llevó a cabo la Convención de Ramsar: ésta es “un tratado intergubernamental que sirve de marco para la acción nacional y la cooperación internacional en pro de la conservación y el uso racional de los humedales y sus recursos.” Tal como se consiga en su sitio web www.ramsar.org a la fecha el número de Partes Contratantes de la “Convención sobre los Humedales” es de 169 países, integrándose Chile a éstos desde 1981. En su conjunto el número de Sitios RAMSAR supera los 2.200, siendo la superficie total de los sitios designados de más de 2,1 millones de kilómetros cuadrados, la que va en aumento y que pronto será igual a la de Argentina.
En Chile (de norte a sur), los sitios RAMSAR bajo responsabilidad de CONAF son los siguientes: Salar de Surire (Región de Arica y Parinacota); Salar de Huasco (Región de Tarapacá); Salar de Tara, Sistema Hidrológico Soncor, Salar de Pujsa y Aguas Calientes IV (Región de Antofagasta); Laguna del Negro Francisco y Laguna Santa Rosa (Región de Atacama); El Yali (Región de Valparaíso); Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter (Región de Los Ríos). Los otros sitios RAMSAR en Chile son: Laguna Conchalí (Región de Coquimbo); Parque Andino Juncal (Región de Valparaíso); Bahía Lomas (Región de Magallanes)
¿Y en la Región del Maule?
Pese a que los posee en abundancia, NUESTRA REGIÓN NO TIENE DESIGNADOS SITIOS RAMSAR. De altísimo valor estratégico, las tierras húmedas en todo el mundo se encuentran amenazadas y en nuestro caso específico la mayor amenaza a la que se enfrentan los Humedales Maulinos (Reloca, Name, Cuchi, Tilicura, entre otros) se encuentra concatenado a estos tres factores:
1°. El Estado de Chile y su ingobernabilidad en asuntos medioambientales.
2°. La voracidad de ciertas Empresas y su inmoralidad ecológica.
3°. El Turista común y el analfabetismo de sus conductas residuales.
Múltiples investigaciones provenientes del ámbito público, como del privado consignan que la Humanidad se encuentra en peligro, debido la destrucción que los factores antes mencionados ejercen en los servicios de los ecosistemas que los humedales proporcionan, empobreciéndolos y disminuyéndolos día a día. Podemos colegir entonces que el Estado de Chile actúa simbólicamente bajo la lógica RAMSAR, pero en la práctica sus acciones pueden ser catalogadas como vergonzosas, al no evitar que la superficie y la calidad de los humedales en nuestro país sigan disminuyendo. En esa lógica, si el Estado es dirigido por un mal gobierno, es decir por aquel que se olvida del bien común, de los intereses generales ciudadanos para beneficiarse a espaldas de éstos (tal como es públicamente conocido hoy su corrupto prontuario) resulta imperioso a nosotros los ciudadanos actuar organizadamente y deponerlo con miras a nuestro futuro no sólo medioambiental y ecológico.
De regreso al camino principal, seguimos la laberíntica ruta forestal que envuelve a Reloca y que consiste en un camino de tierra cuya extensión bordea los 5 km. Pedaleando por el Humedal, pudimos constatar que si no es por el aislamiento de los centros urbanos, como por los rigurosos candados que custodian sus pórticos del camino, el lugar estaría a merced de cualquiera.
La ruta hacia Chanco está completamente asfaltada y nos dirigimos hacia allá rápidamente. Había mucho ánimo y optimismo en el grupo de ciclistas compuesto por 12 integrantes. Con esa energía positiva alcanzamos rápidamente Chanco cerca de las 14:00 horas, dirigiéndonos con mucho apetito hasta el restaurant “Donde Raimundo”, para almorzar como los sibaritas que somos. Comidas típicas deliciosas y la atención cariñosa que sólo en la lejana provincia saben regalar fue lo que nos ofrecieron generosamente. Y así nos encontrábamos alegremente dispuestos para continuar a la siguiente etapa de nuestra ruta: La Reserva Nacional Federico Albert.
Recorrer el patrimonio natural que existe en la comuna de Chanco es una experiencia extraordinaria: el crujir de las hojas bajo nuestras bicicletas en la Reserva Nacional Federico Albert o el dulce aroma de madera y tierra húmeda despiertan en mis nosotros una percepción única de las texturas, aromas, imágenes y sonidos de la naturaleza, vividas en primera persona y no a través de fotos u otro tipo de relatos. Allí lo bello, simple y pequeño hace más hermoso nuestro país, pero pocas veces notamos que están ahí, producto del sistema económico que nos caracteriza y la tecnología que le es característica y que nos rodea. Nos sumimos tanto en nuestras rutinarias vidas que las cosas sencillas, como un hongo en la reserva Federico Albert, pasan desapercibidas ante nosotros, ignorando la belleza de sus múltiples expresiones: individualidad, libertad y belleza.
No hizo falta más que pedalear por primera vez en estos suelos y nos sentimos transportados a un lugar sin tiempo. Las hojas crujen a nuestro paso y sonreímos imaginando aquellos años en que los primeros brotes decidieron asomarse por estas tierras yermas. ¿Cuántas vidas se habrán salvado con estos árboles? ¿Cuántas vidas más habrán surgido por lo mismo? Incontables, seguro.
Cada rincón que vemos es un hervidero de vida. Oír el canto de los pájaros no hace más que confirmar lo que sentimos. Sentimos la vida fluir en nuestro interior, resonando. Y es más, si callamos, si dejamos de pedalear, si no respiramos, ahí en el fondo está el mar. Créannos, astutos señores lectores y lectoras, que nosotros nunca antes habíamos presenciado como la luz se internaba en un bosque, a través de las hojas y ramas de tan altos árboles, que más que tapar nuestro cielo, superan los niveles de nuestra imaginación. Esta luz es como la cordura, aquella que sólo a veces llega a esta vida.
¿Han sentido alguna vez la necesidad de libertad espiritual? ¿Esa sensación de querer huir a algún lugar que sientas tuyo, un lugar propio donde puedas dejar a tu mente volar libremente? ¿Existe mejor lugar que el mar para liberar tus pensamientos y sentimientos? Todo aquello que guardas tan dentro de ti, que nubla tu alma, que te hace sentir el peso de mil rocas, que no te deja avanzar, todo aquello que la brisa marina tiene la capacidad de hacer desaparecer de tu mente, de dejarte ser feliz, en paz aunque sea por un momento, por aquel único momento, de llenar aquel vacío en tu corazón que no sabes por qué está allí.