Caminar y mascar chicle

Pasados 60 días del cataclismo que asoló 5 regiones del país y a las puertas de que se cumplan dos meses de la administración de Piñera, los errores de su gobierno están generando una opinión negativa de la ciudadanía hacia sus acciones.

La baja en 2 puntos de su popularidad y el fuerte aumento en 13 puntos en su nivel de desaprobación hacen pensar que algo no se está haciendo bien en la instalación de esta “nueva forma de gobernar”.

Hay dos temas que definen claramente este breve periodo.

El primero es la disociación entre el mensaje de reconstrucción que apuradamente ha construido el aparato comunicacional del gobierno y la realidad que vive la ciudadanía y sus autoridades locales en las zonas devastadas por las implacables fuerzas de la naturaleza.

¿El anuncio de leyes para financiar la restitución de la infraestructura dañada más el mensaje presidencial de que la emergencia ya pasó y que entramos de lleno al proceso de reconstrucción es falso?.

Aún no es posible asegurar que dejamos atrás la emergencia cuando siguen las demoliciones y los escombros y el polvo se acumula en las ciudades, cuando aún hay personas y espacios comerciales sin agua potable y electricidad, y cuando todavía hay bancos y locales comerciales que ordenan a sus clientes en interminables colas a la intemperie.

La seguidilla de errores van desde los 8 mil millones de pesos que fueron destinados sin competencia a las tres grandes cadenas del retail de la construcción, dejando sin financiamiento (hasta ahora) a las medianas y pequeñas empresas de pueblos y ciudades en la zona de catástrofe. Pasan por concentrar la fabricación de mediaguas en manos de la empresa “Un techo para Chle” que vende a 700 mil pesos la unidad, siendo que en la zona es posible comprarlas hasta un 60% más baratas. Y terminan, por el momento, en las fuertes críticas que han lanzado los alcaldes de derecha y oposición en la zona dañada porque los gastos superan en varias veces lo que tienen en sus cuentas corrientes.

El alcalde de Talca, Juan Castro (pro-UDI) acusó al ministro Hinzpeter de “equivocarse de cuenta” cuando éste dijo que en las arcas comunales se habían depositado mil millones de pesos para financiar las acciones de emergencia.

Para el presidente de la Asociación Chilena de Municipalidades, alcalde Claudio Arriagada, “a pesar del esfuerzo que se hace en materia comunicacional la realidad dista bastante de lo que se está mostrando al país. Necesitamos cerca de 90 mil mediaguas en cinco regiones, hay regiones donde se requieren mil y se han recibido 180, hay lugares donde se requieren 1.150 y se han recibido 200″.

En la noche los fríos arrecian y por suerte abril ya no trae “lluvias mil”. El gobierno no debería contentarse con fáciles triunfos estadísticos para subir los bonos del probable sucesor de Piñera. Su labor debe ser de colaboración máxima hacia los municipios para enfrentar con eficiencia las situaciones críticas.

¿El enfrentamiento de la emergencia sería mejor si de verdad la nueva administración hubiera estado lista para asumir sus obligaciones, ordenando las designaciones de las autoridades y no teniendo que echar pie atrás a los nombramientos?

Ante una catástrofe, es posible y necesario caminar y mascar chicle.

El otro tema que afectó la evaluación en todos los atributos que midió la encuesta Adimark, incluyendo una baja de 7 puntos en “genera confianza”, es el conflicto de interés.

A pesar de que Piñera espera construir una barrera con los empresarios para botar la idea de que su gobierno no responde a los intereses del dinero, nuevamente la realidad está muy lejos de ello.

Un prominente ejecutivo de la minería privada asume la presidencia de Codelco, su antigua competencia. Entrega sin concurso público 15 millones de dólares a las tres grandes cadenas que venden materiales de construcción, dejando fuera del negocio a las pymes. Define que los planes locales de reconstrucción serán asignados, también sin concurso público, a prominentes empresas inmobiliarias (echando por la borda, en el caso de Talca, la formación de una corporación que participativa y gratuitamente haría el mismo trabajo).

Y le sigue penando el aún ser dueño de Chilevisión, siendo él mismo quien establece los directorios de su canal y el de TVN. Al no cumplir su promesa de vender antes del 11 de marzo, lo único que ha logrado es profundizar el conflicto y mantenerlo en el tiempo.

Desde que se inició la campaña, en sus manos ha estado evitarle al país una situación inaceptable ante el prestigio que debe ostentar la Presidencia de la República, algo que no le pertenece y que es parte del patrimonio nacional.

Tal es la ambigüedad de su postura que hay cercanos que la imitan. Es el caso de la jefa de sus asesores, quien además de influir en las decisiones políticas del mandatario (incluyendo el nombramiento de autoridades y jefes de servicio) ostentaba la presidencia del Consejo de Alta Dirección Pública, que justamente debe dirimir tales nombramientos a través de concursos públicos.

Y si bien esto había pasado desapercibido, nuevamente el no resolver a tiempo un conflicto de interés llevó el tema a la crítica pública por parte de la oposición, gavillada por la decisión del ministro de Planificación de descabezar las direcciones regionales del Fosis, justamente definidas hace un tiempo a través de la Alta Dirección Pública.

Este sistema fue producto de un consenso de todos los partidos políticos, incluyendo al actual presidente, que lo votó favorablemente cuando era senador.

Dice el programa de gobierno de Piñera: “El Estado no será más un botín de guerra ni será capturado por los operadores políticos. Los cargos serán asignados por capacidad y experiencia… Respetaremos, valoraremos y promoveremos a los cientos de miles de eficientes, abnegados y verdaderos servidores públicos”.

La derecha no puede hacer todo lo que se le ocurra sino todo lo que el país le permite. Por ello, se necesita estar atento y denunciar cuando lo que se hace no tiene nada que ver con lo que se dice.

Es obvio que la oposición cumplirá esa tarea, es lo que le corresponde. Pero más necesario aún es que quienes votaron por la derecha exijan que se lleven a la práctica las ideas que los convencieron de votar a su favor.

Exigir consecuencia entre el pensamiento y las palabras ha sido el leitmotiv de estos azarosos primeros 60 días.

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