Mientras se busca como financiar complejos proyectos de modernización urbana hay muchas soluciones disponibles. Como decía El Principito: “lo esencial es invisible a los ojos”.

En las ciudades del Maule y aledañas, así como en Vitacura, Lo Barnechea, Providencia, La Reina, Ñuñoa, Maipú, Las Condes, Santiago Centro, La Florida y diversas comunas de regiones poseen avenidas de hermosas arboledas, casonas patrimoniales y cuidados jardines -de excelente ubicación y acceso- pero muchas de ellas están dedicadas a la compra venta de vehículos y rubros incoherentes con sus fines y el buen vivir. Estas actividades son necesarias para la comunidad, pero mal ubicadas afean y menoscaban barrios residenciales quitándoles funcionalidad y seguridad a sus actividades y habitantes.

Anticuadas compra ventas de autos originada el siglo pasado sobreviven en estos sectores. En sus inicios operaban con pocos vehículos, con el paso del tiempo quedaron en medio de áreas residenciales con construcciones precarias en casonas y sitios baldíos. Sus vehículos desbordan los recintos. Al final del día cierran y dejan en desolación estos lugares, que atraen delincuencia y otros males. Durante el día las veredas se convierten en estacionamientos para clientes, que van de local en local comparando ofertas y precios. Por estas razones muchos vecinos se marchan y hay desincentivo para la llegada de nuevos residentes jóvenes que exigen un entorno bello y funcional para vivir.

Estudios señalan que el retail, para productos -de alto valor unitario, de formato mayor y ventas esporádicas no recurrentes- como los automóviles entre otros, es ineficiente en zonas residenciales. La rentabilidad por unidad vendida es dudosa y se desvalorizan espacios, que pudieran destinarse mejor a renovación, conservación urbana u otros fines comerciales o culturales.

Urge cambiar estas actividades de compra venta hacia a sectores más aptos y recintos amplios y especializados. El cambio conlleva externalidades económicas muy positivas y contribuiría a frenar la expansión urbana hacia zonas agrícolas. Mejorar la densidad y funcionalidad urbana es un desafío y una tendencia mundial de las ciudades modernas para optimizar y revitalizar sus barrios. Es deseable que las marcas automotrices trasladen y concentren sus actividades en recintos comerciales modernos apropiados a su giro.

Las ciudades progresistas están empeñadas en mejorar su estética y eficiencia económica con servicios y un comercio coherente, que les permita: ampliar parques, incorporar vías de transporte alternativo como ciclovías y espacios para esparcimiento, las artes y los deportes. Las compra venta de autos -señalan urbanistas y expertos marketing- debe trasladarse a áreas que cuenten con: estacionamientos, “facilities”, pistas de prueba para comparación en movimiento de vehículos de carga y pasajeros que han incorporado nuevos y sofisticados atributos e ingeniería. El cliente que desea adquirir un vehículo hoy requiere probarlo, evaluar sus rendimientos, contrastar alternativas de potencia y eficiencia energética, frenajes, seguridad, amistosidad con el medio ambiente y alternativas de combustibles. Los conductores “deben ser capacitados” en el manejo de comandos más importantes y complejos que los de un tele video, y en la conducción de una nueva generación de poderosos móviles para prevenir accidentes. Sugieren los expertos contrastar in situ y funcionando las diferentes alternativas: híbridos, combustión tradicional, eléctricos a baterías, a gas, energía vegetal o semi solares.

La bella Bruselas, la refinada Long Island o la multicultural Cité Parisina no admiten en su corazón residencial este tipo negocio automotrices que restan plusvalía a sus terrenos y afecta la calidad de vida a sus habitantes. Desde el punto de vista económico buscan rentabilizar -privada y socialmente- cada metro de su suelo. Un cambio en que todos ganan: comerciantes logran una mayor rotación de sus productos, clientes realizan menos viajes y descongestionan la ciudad y se ve favorecida la renovación del parque de vehículos antiguos -con restricciones crecientes- por otros que contaminan menos. Los recintos modernos de venta aceleran la renovación de coches antiguos al dar soluciones del tipo: “todo en un mismo lugar” incluido el financiamiento. Esta modernización del retail, incorporación de modelos eficientes y una mayor conciencia ambiental son parte de la responsabilidad empresarial de las corporaciones y marcas internacionales para responder a las demandas de los ciudadanos y las amenazas a su negocios, que no se han implementado aún en Chile uno de los mercados más competitivos del mundo.

Los gobiernos y alcaldes tienen una gran oportunidad de llevar adelante una beneficiosa reingeniería y cambio positivo para sus comunidades trasladando esas compraventas a otros recintos mas ad-hoc a sus fines. No hay modernización posible sin decisiones. ¿Quién se podría oponer a embellecer y renovar barrios y ciudades para este Bicentenario?

Omar Villanueva Olmedo

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