Acné, cuando la lucha no termina ni con los años

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Ya no tienes 15 años, pero hay algo que se empeña en seguir contigo décadas después de dejar el instituto: las mismas espinillas que te amargaban la vida entonces. O puede ser que no los sufrieras en la adolescencia y que, de repente, pasados los 30, tengas que hacer frente a lo que se conoce como acné adulto.

Sí, esos granos que aparecen sobre todo en los alrededores de la barbilla y en la línea de la mandíbula y que, además de ser antiestéticos, resultan tenaces y dolorosos. No desesperes. Lo mejor es conocer bien al enemigo para ganarle las batallas. Te damos las armas para derrotarlo definitivamente.

Antes de empezar, es importante que entiendas que el acné adulto no es un problema cosmético, sino una enfermedad de la piel que afecta a un 35% de las mujeres de más de 25 años. Por eso. lo que podemos contarte va a servirte de mucho, pero puede que no resuelva el problema. Es una afección seria que, en sus niveles más agudos, es imprescindible poner en manos de un dermatólogo. Solo él puede prescribirte fórmulas con altas concentraciones de activos o incluso tratamientos orales, si fuera necesario.

Conoce al enemigo
“Las causas del acné son siempre hormonales”, asegura Aurora Garre, asesora del Departamento Médico de Cinfa y responsable del desarrollo científico de Be+. Ya tengas 15 o 55 años, el proceso es el mismo: un desequilibrio hormonal permite que predomine la testosterona. Esta hormona produce un aumento de la secreción de grasa y una hiperqueratosis (un amontonamiento de queratina en los folículos).

Al acumularse ambas en las glándulas sebáceas, los poros se obstruyen y se inflaman. Y ahí es donde entra en juego el último eslabón de la cadena. “Hay una bacteria que vive en la piel, la Propionibacterium acnés, que se alimenta de sebo y se multiplica mejor con la falta de oxígeno. Así que el interior de un poro obstruido es perfecto para que prolifere”, explica Aurora Garre. Al final, todo esto acaba en lesiones: del punto negro a la espinilla. Y lo malo es que, cuando por fin desaparecen, pueden quedar marcas.

Eso sí, lo bueno es que si el acné aparece en la edad adulta es raro que lo haga de forma severa. “Suele ser leve o moderado, con lesiones inflamatorias (granos rojos e hinchados), que se localizan en la zona U, el mentón, la mandíbula y el cuello”, explica Mónica Martín, jefe de producto de Ducray.

Controla los extras
Aunque las hormonas son las principales culpables, hay otros factores que pueden empeorarlo:

Los dulces. Cuando eras joven, tu madre achacaba tus granos al chocolate y las chucherías. Todos los estudios descartan que la alimentación sea la causa del acné, pero no la eximen de culpabilidad. Porque, si lo padeces, lo más seguro es que una ingesta excesiva de alimentos procesados lo empeore. Eso es porque este tipo de comida se convierte en azúcares simples que aumentan el flujo de insulina y esta puede magnificar el efecto de la testosterona sobre el acné.
El estrés. El cortisol, la hormona que producen las glándulas adrenales para ayudarte a lidiar con los nervios, también aumenta la producción de grasa y dispara la inflamación.
Fumar. Está demostrado que aumenta la inflamación. “Es uno de los factores causales del acné”, señala Mónica Martín, de Ducray. Además, la composición química del tabaco puede hacer menos efectivos los tratamientos que utilizas para eliminarlo.

Haz bien las cosas
La limpieza es esencial. Cuando hay bacterias implicadas, la clave está en la higiene. “Hay que hacerla dos veces al día”, explica Blanca Sayol, jefe de producto de Eau Thermale Avène.
Los tratamientos, siempre específicos. En ello coinciden todas las expertas que hemos consultado. Hay ciertos activos que llevan años demostrando su eficacia y es fundamental que estén incluidos en tus productos de uso diario: retinol, ácido salicílico, peróxido de benzoilo o activos naturales como el aceite del árbol de té.
Exfolia, pero sin pasarte. El peeling mecánico es demasiado agresivo para la piel irritada por el acné. Además, una exfoliación excesiva puede conseguir el efecto contrario: estimular la producción de grasa. “Es más efectivo usar queratolíticos como el ácido salicílico, que rompe las uniones entre las células muertas para que se liberen. Así se desprenden sin frotar”, dice Aurora Garre.
No pierdas la hidratación. Quieres librarte del exceso de grasa, pero hay otras zonas que necesitan hidratación. Y si aplicas antiacnéicos potentes, arrastrarás los lípidos de toda la cara. Mantener el equilibrio es esencial, así que no renuncies a la hidratación, pero con productos específicos.
Prueba algo nuevo. Como el Airlicium o los prebióticos. El primero es el principal activo de Effaclar K [+] de La Roche-Posay y es capaz de absorber hasta 100 veces su peso en sebo. Las últimas investigaciones han descubierto que los prebióticos aumentan la flora bacteriana beneficiosa para la piel, pero a la vez disminuyen los patógenos del acné hasta un 60% en 24 horas. Están presentes en Skin Barrier Protection de la línea Cuidado Piel Grasa Adulta de Be+.
¿El gran error? estallarlos. “Nunca se deben manipular las lesiones del acné”, especifica Mónica Martín, de Ducray. Para Blanca Sayol, jefe de producto de Eau Thermale Avène, “el fallo es pensar que es pasajero. Hay que acudir al especialista para un tratamiento y una higiene adecuados”, asegura.

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