Académico de la UTALCA indagó sobre señales eléctricas en células vegetales

Un grupo de investigación internacional, que cuenta con la participación del biofísico y bioinformático Ingo Dreyer, del Centro de Bioinformática y Simulación Molecular (CBSM) de la Universidad de Talca, junto al profesor Rainer Hedrich de la Universidad de Wurzburgo en Alemania y otros científicos de ese país, Estados Unidos y Suiza, dilucidaron aspectos desconocidos sobre la comunicación de las plantas a través de señales eléctricas.

Los resultados permiten una mejor comprensión de la señalización eléctrica en estos organismos vegetales y abren nuevas puertas para adaptarlas a estreses ambientales causados por el cambio climático.

El estudio se publicó en la prestigiosa revista multidisciplinaria Nature Communications, que divulga temas de alto impacto en áreas como ciencias biológicas, de la salud, físicas, químicas y de la tierra.

El profesor Dreyer explicó que hasta antes de la investigación se sabía que las membranas externas de las células de las plantas son eléctricamente excitables. Con el estudio queda claro que esto también se aplica a la membrana interna que rodea la vacuola central de las células vegetales.

“Muchos procesos en una planta no son diferentes a los de los humanos, las células y tejidos del maíz y plantas similares también se comunican a través de señales eléctricas. La forma y la frecuencia de ellas indican a las plantas diferentes cosas. Por ejemplo, les permiten responder al calor y al frío, intensidades de luz excesivas o insectos y plagas”, afirmó Ingo Dreyer.

El especialista indicó que cuando se hiere una hoja, se activa una onda de calcio en ella, además de la señal eléctrica. “Ambas señales se refuerzan mutuamente, lo que permite su propagación por toda la planta”, señaló el académico. El científico de la Universidad de Wurzburgo en Alemania, Rainer Hedrich agregó que los experimentos que realizaron “muestran que la vacuola es importante para este proceso de amplificación”.

Dreyer por su parte destacó que “los experimentos nos han permitido modelar matemáticamente el comportamiento de la vacuola. Los modelos reproducen con precisión las observaciones en el laboratorio, lo que nos muestra que hemos entendido el proceso. Además, las simulaciones computacionales nos permitieron predecir propiedades desconocidas del sistema”, precisó el científico.​

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