Por: Joaquín Torres, director regional del trabajo, región del Maule

La DT nace a la vida en momentos de agitación social y como respuesta a una sociedad que necesitaba que el Estado tuviera una institución que se preocupara de la temática laboral. En ese contexto, el Presidente de la época Arturo Alessandri creó la Dirección del Trabajo dentro de un amplio conjunto de medidas tendientes a renovar política y socialmente el país.

La DT se encuentra enraizada en la historia y el desarrollo económico, social y político de Chile. Como podemos olvidar la participación que tuvo hace muchos años en las Juntas de Conciliación, las Clasificadoras de empleados y obreros, las comisiones de sueldos y otras instancias, donde la DT tenía real injerencia.

La Inspección del Trabajo, como función, y esta institución, en tanto organismo, no son el mero fruto del diseño aséptico o técnico de algún gestor preclaro. Es la consecuencia de las tensiones que cruzan el mundo del trabajo, de sus implicancias sociales y de las formas en que la sociedad chilena ha buscado encauzar y resolver dichas tensiones. La Dirección del Trabajo ha sido, durante sus 87 años de existencia el reflejo de la forma en que Chile percibe a sus trabajadores, sus derechos y sus preocupaciones.

Basta recordar que las primeras Leyes laborales nacieron entre los años 1900 y 1924, fueron escazas, poco aplicadas y menos fiscalizadas, ya que no existían servicios especiales de control. Los constantes conflictos sociales, expresados en huelgas y movilizaciones obreras, especialmente en la zona salitrera y del carbón, fueron creando un ambiente propicio en la opinión pública sobre la necesidad de una mayor intervención del Gobierno en el control y resolución de los mismos.

A modo referencial, en el año 1907 se publicó la Ley de Descanso Dominical (Nª 1990), la que nació con problemas en su aplicación debido a que contenía demasiadas excepciones; en el año 1917, la Ley de la Silla (Nª 2951), que obligaba a disponer asientos para los empleados del comercio y facilitar su descanso; en el año 1916, la Ley de Accidentes y Enfermedades Laborales (Nª 3170), varios problemas impidieron sus efectividad; los beneficios no se aplicaron debido a que casi siempre la responsabilidad del accidente recaía en el trabajador; la Ley de Sala Cuna (Nª 3185), esta ley obligaba a las empresas a disponer de instalaciones para los hijos de las obreras; su fiscalización fue escaza, y el año 1917, la Nueva ley del Descanso Dominical (Nª 3321).

Así, día a día se construye la vida de ésta prestigiosa Institución llamada Dirección del Trabajo y según palabras de las máximas Autoridades del país esta se potenciará y será eficaz en la supervisión de la normativa laboral, previsional y de higiene y seguridad.

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