11 de Septiembre simbólico y la resaca del cinismo

Enfrento estos días posteriores al 11 con la sensación de la peor de las resacas, en mi cabeza suplicante por cien migranoles giran frases, carepalismos, slogans, mentiras verdaderas y aberraciones históricas. Es la más infame, no tiene nada que ver con esa situación del jovencito despertando abrazado a una extraña pintarrajeada, tras demencial jarana.

Es un maldito “hachazo”, tras haber tenido que escuchar mes y medio a una derecha cínica y a los protagonistas del cogobierno en un simulacro de opiniones cruzadas y solicitudes faranduleras de perdón en torno a la UP, el golpe del 73 y los 17 años de dictadura.

Y como uno de nuestros principales rasgos idiosincrásicos es la hipocresía, debimos escuchar de nuevo como asuntos que están muy claros para la conciencia histórica universal, acá en Chile se exponen desde el manoseo y el eufemismo.

Catalogar a la dictadura como “régimen militar”, la tesis de que todos son responsables, el descafeinado “Nunca Más”, o haber dicho “¡claro posom!, pude haber hecho algo más”, fueron todas expresiones agobiantes, danzantes ebrias en la fiestoca del empate moral.

La atroz caña es producto de la peor grapa de garrafa, fermentada en falacias como decir “pronunciamiento militar” en lugar de golpe de Estado, ¡uno legítimo y solicitado por la mayoría de la población! ¿Acaso, hubo focus group en la FACH mientras planeaban el bombardeo de La Moneda? ¿Pinochet “lideró” la sedición pues ganó un casting?, me pregunto…digo, como fue solicitado por todo Chile.

Otra: “Los militares debieron intervenir, Chile se había convertido en un hervidero del odio”. No fue porque una minoría de privilegiados abortó un proyecto social y político que amenazaba sus propiedades. No, los “pronunciantes”, fueron agentes de la paz re establecedores de la armonía, para ello bombardearon La Moneda con poemas, previa salida sana y salva de sus moradores, léase el presidente inepto, cuyo programa de gobierno ganó pues estaba lleno de rencor.

Otra: “Hubo un contexto de violencia que explica la “intervención”. No existió un complot financiado desde EEUU como consta en los archivos del senado estadounidense.

Ufff! hagamos un alto, tanta cabeza de pescado sólo es posible gracias a estos 23 años de cogobierno, sólo así se explica el carnaval de atrocidades escuchadas como: “era ellos o nosotros”, “hemos aprendido de nuestros errores”, “es más lo que nos une”.

Este coro de sandeces se oyó porque en estos 23 años los autores no fueron condenados como corresponde, Pinochet fue rescatado de Londres y los cómplices hoy son honorables, ministros o dueños del club Universidad de Chile. Los documentales con “imágenes nunca antes vistas” llegaron tarde, eran necesarios en los 90 para evitar una UDI número uno en el congreso.

¿Verdad y justicia? el Informe Rettig si bien recopiló la información que tenían las organizaciones de Derechos Humanos, las degradó de inmediato porque en éste ejercicio se decidió NO incluir la tortura.
Dejémonos de tandeos, la tortura fue EL instrumento represivo central de la dictadura y los ejecutados y detenidos desaparecidos son consecuencia directa de ese proceso. Cuando el informe Valech trató el tema ya era tarde en términos comunicacionales. Más encima, en el Rettig se estipuló mentirosamente como violaciones a los derechos humanos los casos de violencia política. Más leña para el empate moral.

Luego, en la comisión de “verdad y reconciliación” los militares destacaron con su simulación al declarar que los cadáveres de los detenidos desaparecidos habrían sido lanzados al mar, pero no se recordaba cómo, dónde, cuándo ni por quiénes.

La derecha se atrincheró dos décadas en el descaro de decir que no sabía nada de lo sucedido, pues tenía sólo 20 años de edad en esos días. Una derecha, orgullosa de su golpismo que siempre ha estimado respecto a los DDHH que hay y deben haber excepciones: períodos de excepción, personas de excepción, situaciones de excepción y naturalmente, ellos y sus intereses definen siempre esas excepciones

La Concertación se enorgullecía de su militar menos malo, el general Cheyre y su “Nunca Más” hipócrita. Un “nunca más” es sólo una promesa, ¿sirven de algo las promesas? ¿Usted se imagina un sistema jurídico y penal basado en promesas? (“¿Nunca Más?” Patricio Orellana Vargas).

La guinda de la torta: existe un penal cordillera ubicado al interior de un establecimiento militar, donde sólo hay pocos condenados, en bungalows, con dormitorios, baños, cocinas y sala de estar. Disponen de teléfono, internet y TV cable, tienen un parque con cuidados jardines y salas de juego, cancha de tenis y quincho para asados. Pueden recibir a sus familiares y amigos de 10 a 17 horas; “Chile ha sido donde más justicia se ha hecho”…mmm, ok.

Otra: mientras usted veía cómo el duopolio se golpeaba el pecho por los medios, éste armó un traje a la medida en el Senado para evitar el fin del binominal de Pinochet.

Y como estamos en un país exportador de alfombras, desde el 12 de septiembre se estira luego una tricolor (“se nos viene el 18”) sobre los muertos, robos al Estado y este ejercicio absurdo que dio mucha tribuna a los victimarios. Estos no dejarán sus cargos, no serán condenados a nada y proseguirán, a través de sus grupos económicos y medios de comunicación, dirigiendo el discurso de esta cueca eterna del co gobierno binominal.

Para las víctimas del golpe y la dictadura, en cambio, desde hoy no habrá sal de fruta que alivie esta resaca de la perífrasis.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *