Vuelve el teatro con “La vida es sueño” en Curicó

El Centro de Extensión de la Universidad Católica del Maule (UCM), sede Curicó, trae a Curicó la producción teatral “La vida es sueño”, el clásico de Calderón de la Barca (ver recuadro con la descripción de la historia) adaptado por la Compañía de Teatro “Nues-raro”, que dirige el curicano Ramón Gutiérrez.

La instalación de la obra propone una gran envergadura, lo que la convierte en un montaje especial para realizarse al aire libre. Así, la Corporación Cultural recibirá en su anfiteatro (ubicado frente al Óvalo de la Alameda) a esta compañía que mostrará su trabajo en una función única el sábado 10 de abril a las 20 horas. La entrada es completamente liberada y para toda la familia.

“Se desea construir una puesta en escena de la mayor simplicidad posible en la medida que logre transmitir la fábula del texto calderoniano y dar cuenta de nuestro enfoque”, relata Ramón Gutiérrez.

Con el fin de traer arte y alegría a la ciudad de Curicó, Gutiérrez dice que “se persigue generar un espectáculo festivo que se constituya en una instancia de encuentro en comunidad, de goce, de fascinación, de reflexión, de emoción e identificación”.

RECUADRO:

Reseña de “La vida es sueño”

Segismundo, hijo de Basilio -rey de Polonia-, fue encerrado en una torre como respuesta a los vaticinios del hado, los que pronosticaban que el príncipe sería el gobernante más cruel e impío.

Cuando el rey debe abdicar decide poner a prueba a Segismundo y dejarlo a cargo del trono. Ante la reacción soberbia y arrogante del príncipe, Basilio decide encerrarlo nuevamente.

Clotaldo, quien ha instruido desde la infancia a Segismundo, reprochando sus actos, lo convence de que a pesar de que todo ha sido un sueño nunca se pierde el obrar bien.

Segismundo es liberado nuevamente, esta vez es el pueblo quien lo exige como futuro monarca. Liderando la rebelión contra el rey logra tener la victoria en sus manos, sin embargo, ante la duda de si sueña o está despierto decide someterse al imperio de su padre, entorpeciendo así la acción del destino, dudoso de si lo que vive es un sueño o es real, pero convencido de que incluso en sueños es correcto obrar con el bien.

Ante tan noble acción, Basilio, entregándole la corona lo reconoce como rey de Polonia.

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