Tren de Navidad: Veinte años de obsequios y sonrisas

El pito del bus carril retumba entre los cerros y lomas que el ramal Talca- Constitución surca desde fines de 1800. La poderosa mañana de domingo trae picaduras de sol y un Viejo Pascuero se asoma en rojo radiante por la ventanilla del centenario tren de trocha angosta que, a diario va y viene, serpenteando entre los cerros, a un costado del río Maule.

Es la previa de la Navidad. El tren, el único ramal operativo en Chile, es el regalo que durante veinte años la Universidad de Talca entrega a los habitantes de las localidades más aisladas del secano interior y costero de la Región del Maule.

El “Tren Navideño” de este 2010 está de vuelta. Niñas y niños han madrugado para esperar sus regalos en cada una de las estaciones, donde la mole de fierro andante se detiene para recibir el abrazo de la gente humilde.

Desde 1990, el Tren de Navidad se ha convertido en el saludo de solidaridad y buenos deseos que la Universidad de Talca entrega a los maulinos, en especial a los más pequeños. A cargo de la organización de este tradicional viaje de regalos y sonrisas, está la Dirección de Extensión de la Universidad de Talca, cuya titular, Marcela Albornoz, resume la actividad como un potente gesto de fraternidad de la comunidad universitaria.

“Este gesto es un gesto de la Universidad de Talca para estos miles de niños, que reciben estos regalos. Y también un mensaje de fraternidad, aun en los tiempos que estamos viviendo”, advierte a un costado del bus carril, que ya se ha detenido en la Estación Corinto.

PARA LOS HIJOS DEL MAULE

La ocasión es más que especial. 2010 ha sido un año cargado a la desgracia y la tragedia que golpeó a los habitantes de la zona centro sur del país, en particular a los hijos del Maule, el 27 de febrero.

“En el terremoto estuvimos como un poco olvidados y por eso es bueno que el Viejo Pascuero venga a uno de los monumentos nacionales, que además es el único ramal de Chile”, opina Felipe Meza, de 12 años.

En adelante, en las restantes 10 estaciones que cubre el tramo, la sonrisas de los más pequeños y la mirada agradecida de los mayores, ornarán la postal que congelará este momento inolvidable.

“Es muy interesante para toda la comunidad del ramal. Los niños son los más felices. Es muy importante que se repita todos los años, sobre todo para las localidades más apartadas, para esta gente que lo necesita mucho y para que se sienta bien, dice José Miguel Tobar, habitante de Toconey.

El vaivén del convoy centenario es una danza. El sonido de los villancicos que interpreta el Coro Universitario, burla igual de alegre el ardoroso padre sol que destella sobre cabelleras. Desde los cerros y caseríos asoman sonrientes los más pequeños. En sus corazones vuelve a dibujarse una alegría. El Viejo Pascuero sigue camino a la costa montado en un tren de larga historia. La Navidad ha llegado al Maule profundo.

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