“Todos y todas tenemos responsabilidad frente al Femicidio”

En los últimos meses, nos hemos sobrecogido por el caso de femicidio frustrado de Nabila Riffo, a quien se le sacaron los ojos  en un acto de la más pura barbarie y posesión. Un caso impactante que ha generado un gran revuelo mediático, pero en la región del Maule no estamos ajenos a este tipo de violencia contra la mujer que intenta dañarla y acabar con su vida.

A la fecha, en la región del  Maule  se han cometido 6 femicidios frustrados, y el año 2015 se registraron 3 femicidios consumados y 3 frustrados. Estas cifras no son alentadoras sobre todo cuando las víctimas podemos ser cualquiera de nosotras: Madres, abuelas, hijas, hermanas, primas, amigas. Por eso es deber todas y todos hacernos parte de la lucha contra la violencia hacia las mujeres y sobre todo en su demostración más extrema: el femicidio.

A partir de la insuficiente oferta específica para la atención reparatoria de niños, niñas y adolescentes, así como de sus familias; personas que son víctimas indirectas de femicidio frustrado y consumado, surge desde la Red de Asistencia a Víctimas (RAV) la necesidad de coordinar esfuerzos sectoriales para asistir a los afectados y afectadas de este tipo de delito.

Debido a lo anterior, se formula un convenio intersectorial que se materializa a través del “Protocolo Intersectorial de Atención a Víctimas de Femicidio”, el que comienza a implementarse en el mes de septiembre del año 2009. Las instituciones que participan en el protocolo son: Carabineros de Chile, Policía de Investigaciones, Programa de Apoyo a Víctimas de la Subsecretaría de Prevención del Delito, Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género (SERNAMEG) y el Servicio Nacional de Menores.

El protocolo intersectorial de atención a víctimas de femicidio es un mecanismo de coordinación interinstitucional, que tiene por objetivo garantizar la protección y atención integral (psicológica, social y legal) de los niños, niñas y adolescentes víctimas indirectas de femicidio, de sus familiares y otras víctimas adultas, así como de las mujeres que han sido víctimas de un femicidio frustrado.

Cabe destacar que para los efectos del protocolo, se utilizará una definición amplia de Femicidio, considerando los homicidios de mujeres por sus actuales o ex parejas. Es decir, cónyuges, ex cónyuges, convivientes, ex convivientes, pololos y ex pololos, u otras relaciones de intimidad sexual.

En este sentido, el Estado en su conjunto busca otorgar una respuesta institucional coordinada ante la ocurrencia de estos hechos, sin embargo, es de suma importancia poner el foco en la prevención, y en esta materia es fundamental la responsabilidad que debemos asumir como ciudadanas y ciudadanos en una cultura del buen trato, que erradique toda forma de discriminación de género. El preciso poner de manifiesto que el femicidio tiene como causa basal la arraigada cultura machista imperante en nuestra sociedad, la muerte de mujeres por el hecho de ser mujeres, no se gesta en un arrebato circunstancial del femicida, sino que haya su legitimización en una cultura que enseña a las niñas a cuidarse y no a los niños a no golpear o violar, que vende autos, cigarros, y alcohol a costa de la cosificación de cuerpo femenino, una cultura en que el trabajo doméstico aún sigue siendo una obligación de un género, y donde el trabajo remunerado tiene menor valor si es hecho por una mujer. En este contexto cultural no nos sorprende ver titulares que culpan al alcohol, a los celos y al amor cuando una mujer ha muerto por violencia machista.

Cambiar esta realidad es una urgencia, mientras persista la desigualdad de género, seguirán muriendo mujeres, lo que sólo puede ser corregido a través de un cambio cultural que involucre a la sociedad en su conjunto.  Ni una mujer menos, ni una muerta más.

Circuito Regional de Femicidio

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *