“En su tradición histórica, Chile ha sido un país de discriminación”

El biólogo, epistemólogo, cofundador de la Escuela Matríztica y profesor emérito de la Universidad de Chile analiza las causales y motivaciones detrás de la selección en los colegios, reflejo de un país que desde fines de los setenta ha orientado su educación hacia el mercado laboral, el éxito y la competitividad, en desmedro de la formación de una ciudadanía responsable. En su época universitaria, dice Maturana, lo que motivaba a los estudiantes era devolverle al país lo que habían recibido; a partir de la dictadura militar, dice, “todo estaba guiado, controlado, por una visión economicista, discriminadora. Entonces la educación sigue ese camino”.

Me parece que la tarea más importante de un país es la educación”, dice Humberto Maturana (1928). Desde el útero y hasta los cinco años, explica, los niños van a aprender a relacionarse, a respetarse a ellos y a los otros, además de adquirir “el saber que pueden decir sí o no desde ellos, es decir, actuar desde la autonomía, y que en algún momento puedan decir ‘esto no se hace’”.

No se trata de pedirles que actúen como adultos, especifica, sino de aprender elementos éticos que no van a adquirir de otra manera. Es un aprendizaje que corre para todos, sin selección. -Porque la ética tiene que ver con el respeto, con el cuidarse, con la relación materno y paterno infantil, es el espacio donde surgen como personas dignas y respetables. No se trata de que hablen de eso, se trata de que sientan eso y puedan decir, “no, eso no se hace”.

¿En ese sentido, qué importancia le da a la equidad en el acceso a la educación?
-Fundamental. Porque si no estamos inmersos en una discriminación inicial. Cuando en Chile fue creada la Ley de Educación Primaria Obligatoria había una intención, que era dar una formación básica fundamental a todos los ni- ños de Chile que les permitiese actuar como buenos ciudadanos y aprender desde ahí para arriba todo, lo que fuese, sin discriminación social.

Sobre esta discriminación inicial, ¿qué le parece la selección en los colegios?
-Se plantea el tema de la selección (en la reforma educacional) porque se ve que es discriminatorio. Si no hubiese discriminación no aparecería el tema. Esto de tener colegios de excelencia, por ejemplo. A mí me parece que no debe haber colegios de excelencia, porque ya estoy haciendo una discriminación. Todos los colegios deben hacer lo que corresponde en la formación de niños como ciudadanos. Entonces yo pienso que la discriminación es una falla nuestra como educadores.

Esto de los liceos emblemáticos, que les llaman.
-No estoy de acuerdo con eso. Lo que pasa es que si digo que hay liceos emblemáticos quiere decir que hay otros que no son. Que son inferiores. Todos los colegios deben ser excelentes en el sentido de que hacen lo que hacen de manera seria y responsable. Que todos hagan lo que tienen que hacer. Y lo que tienen que hacer es acoger a los niños y llevarlos a sentirse parte de una comunidad y aprender cosas no que les van a ser útiles después, sino que les van a ser útiles ahora en el ir creando responsabilidad ciudadana.

En los colegios particulares la selección se da de manera mucho más brutal. Hay involucrados psicólogos que son un poco cómplices de estos procesos, donde evalúan a niños pequeños y determinan si son “aptos” para estar en determinado colegio.
-Eso es peor todavía, porque ya no es selección comparativa, sino que selección en función de una cierta imagen de futuro. Todos los niños son inteligentes. La inteligencia no es un don especial: si existen en el lenguaje, si no han tenido enfermedades del sistema nervioso, si no han sido abusados ni maltratados, todos son igualmente inteligentes. El problema de la educación no es sobre la inteligencia, es sobre la emoción. Es la discriminación. Es que tengo que preocuparme solamente de los mejores de modo que los que me parece que son peores los abandono y quedan atrapados en un retraso irrecuperable.

“Pertenecemos a una historia de discriminación. Discriminación clasista. Y eso no implica una visión intencional declarada pero sí una visión de hábitos de vida”.

¿Qué pasa cuando estos colegios seleccionan?
-La selección siempre implica una relación comparativa; se selecciona con respecto a qué. Qué estoy privilegiando cuando estoy seleccionando. Qué estoy desdeñando cuando estoy seleccionando. Qué estoy desvalorizando cuando estoy seleccionando. Hablan de la selección como si fuese una cosa positiva, pero lo central de la selección es lo negativo, es lo que niego, bajo una cierta idea de que estoy escogiendo lo mejor. ¿Con respecto a qué? ¿A los estratos económicos de los padres? ¿Con respecto a la región donde está el colegio? ¿Con respecto a que el Estado se ha preocupado de darle mayor énfasis a los colegios de tal parte?

¿Por qué en este país la competencia se ha erigido como un valor?
-Yo no pienso que la competencia sea un valor. Pienso que la competencia es una cosa negativa. Porque al competir yo dejo de respetar mi autonomía y responsabilidad, porque pongo al otro u otra como referente de la calidad de lo que yo hago. Hay personas que tienen distintos gustos, preferencias, que llegan al colegio con una cierta habilidad lograda desde su vida anterior, pero esas son diferencias circunstanciales de la historia que se resuelven si uno presta atención al niño o a la persona que no sabe ciertas cosas. ¿Qué hacemos cuando llega un niño que no sabe multiplicar? Lo discriminamos. Lo negamos porque no sabe las cosas que nosotros pensamos que debería saber y no nos ocupamos de crear el espacio para que las aprenda, y los condenamos a un retraso terrible.

O sea, no hay nada de “selección natural” en eso.
-Hay un mal entendido respecto a la selección natural. Se habla de que la selección natural deja pasar a los mejores. No, deja pasar los que deja pasar. Los mejores con respecto a qué. En qué sentido, ¿en un sentido absoluto? ¿En un sentido de que tuvo la oportunidad de estar en un cierto espacio relacional cuando chico? No, este no es un fenómeno de selección. La selección natural lo único que hace es dejar que vivan los que sobreviven porque los demás se mueren. No tiene nada que ver con que sea mejor o peor.

Es más una manera de construir el país.
-Ah, eso es otra cosa. Qué propósito tengo yo de país. Quiero tener un país de comerciantes, entonces me dedico a educar comerciantes. Si quiero tener un país de filósofos me dedico a educar filósofos. Pero si yo quiero tener un país con ciudadanos serios, responsables, que hacen toda diversidad de cosas que se pueden hacer si están dispuestos a aprender lo que no saben, es una cosa radicalmente distinta.

¿Chile qué tipo de país se ha dedicado a formar? No es un país de Filósofos.
-No, yo creo que Chile en su tradición histórica ha sido un país de discriminación. Cuando yo era niño estudié que uno de los primeros actos de Bernardo O’Higgins, cuando se hizo cargo del gobierno, fue declarar la libertad de vientre de los esclavos. Qué quiere decir eso: antes de esa declaración, los hijos de esclavos eran esclavos; después de esa declaración los hijos de esclavos eran libres. Pero ¿qué está diciendo eso? Que había esclavitud. Mucha esclavitud. Las guerras de frontera, la guerra en la Araucanía, tenían que ver con capturar gente para la esclavitud. Esa era la vida en la Colonia. Entonces nosotros pertenecemos a una historia de discriminación. Discriminación clasista. Y eso no implica una visión intencional declarada pero sí una visión de hábitos de vida. Nosotros, ahora, podemos declarar qué país queremos. Y si queremos un país democrático entonces no puede haber discriminación. La sola visión de democracia implica que no hay discriminación. Hay diferencias, sí, somos distintos. Pero tiene que haber respeto, no tolerancia, para ser un país mejor.

EDUCACIÓN Y RESPONSABILIDAD

Qué pasó con las generaciones más jóvenes, que hicieron esta reflexión de la que usted hablaba al comienzo, y dijeron “esto no se hace” en cuanto a la educación? ¿Qué cambió en Chile o en ellos para levantar esta movilización?
-Bueno, el darse cuenta. No quiere decir que ningún niño pueda darse cuenta de que hay cosas que no se hacen, no. Estamos diciendo que hay cosas que deben adquirirse. Porque es muy difícil que pase después. Los jóvenes actualmente se han dado cuenta de que hay algo que está mal. Pero no saben bien qué es lo que está mal. Lo que está mal es que el país se ha erigido como un país mercantil y ha perdido la visión de la responsabilidad que implica ser ciudadano constructor de un país democrático.

Se ha desligado también el estudio de la idea de la responsabilidad social. La idea de devolverle algo al país.
-Claro, pero para devolverle algo al país yo tengo que sentir que el país me ha dado algo. Entonces nos estamos dando cuenta recién de que el colegio me ha dado muchas cosas, pero han vivido un tiempo pensando que el país no les ha dado nada. ¿Cuándo se dio cuenta usted de que el país le había dado algo?

Cuando entré a la Universidad.
-Cuando entró a la Universidad. Yo en el colegio que estuve me di cuenta de que el país me estaba dando algo cuando estaba en el segundo año de Humanidades, eso sería como sexto básico. Porque el colegio me lo fue mostrando. Pienso, qué bueno que el colegio le enseñe al niño a darse cuenta de que el país le está entregando algo. Y qué bueno que si no se lo dio el colegio lo aprenda en la universidad. Pero hay diferencias en ese sentido. Cuando yo era niño la medicina era gratuita, la educación era gratuita. Pero no gratuita, sino que era legí- tima responsabilidad del Estado. Quiere decir que el país me está dando algo. Si además soy consciente de eso como niño, resulta que cuando llego a la universidad ya soy consciente de eso. Tuve que ejercer conciencia. Si el país me deja algo, es legítimo que yo sienta responsabilidad para devolverle al país lo que he recibido. Pero después del ’70, por allá por el ’77, ya no se pensaba en ese sentido, se pensaba de otra manera, en términos de la competencia, del comercio, otras cosas. Entonces los niños no sabían que el país les estaba ofreciendo la posibilidad de hacer todo lo que ellos deseaban.

¿Qué le parece como va la reforma educacional?
-No puedo hacer un comentario sobre cómo va, pero mientras más se converse, mientras más se re!exione, mientras más se haga uno cargo de la responsabilidad que tiene un país con la educación de sus niños, mejor. Y si los jóvenes se dan cuenta de que hay una responsabilidad social allí, maravilloso. Y esa responsabilidad social viene desde el ser acogido, cuidado, desde bebé.

Este año se va a discutir la carrera docente. ¿Cuáles son las materias pendientes en cuanto a la formación de los profesores?
-Los niños se transforman cuando los profesores también. Aprenden el modo de vivir, el modo de sentir, de re!exionar, de sus mayores. De lo que tienen que preocuparse en la carrera docente es que los profesores sepan vivir y ense- ñen a vivir a los niños de la manera que ellos quieren que los niños vivan. Pero no a través de decirles lo que tienen que hacer, sino que en la honestidad, el mutuo respeto, la colaboración, el cuidado, el escucharse. Un profesor tiene que escuchar a sus alumnos, quiere escucharlos, para poder re!exionar con ellos.

“Los jóvenes actualmente se han dado cuenta de que hay algo que está mal. Lo que está mal es que el país se ha erigido como un país mercantil y ha perdido la visión de la responsabilidad que implica ser ciudadano constructor de un país democrático”.

¿Ha habido un descuido hacia las pedagogías en el país?
-Yo no sé si pueda llamarle descuido, pero durante el gobierno militar hubo una reorientación del país, que fue entrar en el tema de la competencia, de la lucha por el éxito, que los niños en el colegio iban a formarse para entrar al mercado laboral, no para ser ciudadanos. Ese giro que surge con los cambios que se produjeron con el gobierno militar, “ltraron todo esto. Todo estaba guiado, controlado, por una visión economicista, discriminadora. Entonces la educación sigue ese camino, así pasa a ser la formación de profesores, sin darse cuenta ni siquiera. Si usted le preguntaba a un estudiante universitario, en la época en que yo estudiaba, para qué estudiaba, el 99,9 por ciento quería devolverle al país lo que había recibido. Pero si usted hiciera la pregunta a un estudiante universitario a “nes de los setenta, no habrían contestado eso. Habría contestado que entraba al espacio laboral. Es muy distinto.

¿Repercute ese giro en lo educacional que se dio en el país, esa nueva manera de formarse, en por ejemplo, la crisis polí- tica que estamos atravesando hoy día?
-O sea, con los juicios que están habiendo respecto a los impuestos, a la alteración de los productos, nos preguntamos, ¿estuvo pasando siempre, o recién nos damos cuenta? ¿O eso está pasando ahora? Yo creo que las dos cosas son verdaderas. Esas cosas han pasado siempre, pero si nos damos cuenta ahora nuestra responsabilidad es hacernos cargo. No condenar, no decir, “estos políticos”, o “estos empresarios”. No, invitemos a los empresarios y a los políticos a hacerse cargo de que lo que están haciendo es crear un país. A hacerse cargo de que hay cosas de las cuales no nos hemos hecho cargo y que tenemos que ser responsables, de ser conscientes del mundo que estamos creando. Y si queremos un mundo democrático, queremos un mundo de equidad, de honestidad, de mutuo respeto y de colaboración. Si nos orientamos de esa manera, estas cosas no van a pasar, porque en el sentir de las personas va a haber una visión distinta. No solamente de enriquecerse, de competir, de apropiarse de riquezas si se da la oportunidad. Tienen que ser responsables en cuanto a ser ciudadanos.

FUENTE: Revista El Paracaídas
publicación de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones de la Universidad de Chile

 

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